miércoles, 29 de mayo de 2019

Recuerdos: Capítulo 31

—Me siento como si hubiera sido arrojada en medio del océano sin chaleco salvavidas.

—Debe ser espantoso —dijo Diana tomando su mano—. Es un milagro que Pedro y tú estén vivos.

—Cuando empiezo a compadecerme de mí misma, siempre recuerdo eso.

—¿Qué planes tienes?

Paula se pasó una mano por su espesa melena.

—No lo sé.

—¿Piensas quedarte con Pedro indefinidamente? —insistió Diana con suavidad.

—No… no, claro que no.

Diana la miró con cuidado.

—Serás bienvenida a quedarte aquí si así lo deseas. Sólo estamos Francisco y yo en esta enorme casa.

Paula no había esperado la invitación. Y aunque se sintió conmovida por la oferta de Diana, la idea de dejar a Pedro la llenó de pánico. Era una locura, pero era la verdad. Y no podía decirle a Diana que…

—Yo…

—Piénsatelo —la interrumpió Diana con tranquilidad.

—¿Estás lista para que nos marchemos?

La voz ruda e inesperada de Pedro, la sobresaltó. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? ¿Había oído la oferta de Diana? Paula se giró y encontró su mirada. Como de costumbre, no revelaba nada. Estaba apoyado contra el marco de la puerta como si no tuviera ninguna preocupación en la vida. Paula desvió la mirada y se puso de pie.

—Cuando quieras.

—¿Seguro que os tenéis que marchar ya, Pedro?

—Me temo que sí. Diana. Llevo levantado desde las cuatro de la mañana reparando vallas y aún no he acabado.

—No merece la pena que le cuentes esas cosas —dijo Francisco apareciendo junto a Pedro—. Ella cree que el día no empieza hasta las nueve.

—Eso es una mentira, Francisco, y tú lo sabes.

Todos se rieron y se despidieron.

—Son encantadores —comentó Paula unos minutos más tarde, observando cómo Pedro conducía.

—Los mejores.

—Me lo he pasado muy bien. Gracias por traerme.

Pedro se giró hacia ella y su mirada recorrió despacio su cara.

—¿Te apetecía de verdad que volviésemos a casa?

A casa.

—Claro —dijo en un susurro.

Cuando Pedro devolvió su atención a la carretera, Paula cerró los ojos. A casa. Su mente se deleitó. Le gustaba cómo sonaba. Demasiado.

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