miércoles, 22 de mayo de 2019

Recuerdos: Capítulo 16

¿Y su marido? El corazón casi dejó de palpitarle. No. Algo le decía que no estaba casada. Su respiración volvió al ritmo normal. Además, no llevaba anillo. Entonces, si no tenía marido, seguro que tenía trabajo. Claro que sí. Todo el mundo trabajaba, ¿No? Su ropa, aunque sucia y arrugada, era de buena calidad, cara. La voz baja y dura de Pedro interrumpió sus pensamientos.

—No vas a solucionar nada preocupándote.

Algo dentro de ella se partió, y descargó en él sus frustraciones.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó enfadada.

Pedro se pasó las manos por el pelo con impaciencia.

—No lo sé, pero… —empezó a decir, y al ver que a Paula le temblaba la barbilla, habló con dulzura—. ¡Eh, no! No hagas eso. Hasta ahora lo has hecho muy bien.

Paula se tragó las lágrimas e intentó sonreír.

—¿Quién dice eso?

—Yo.

—¡Oh, Pedro! ¿Qué voy a hacer? No tengo dónde ir…

Lautaro llegó, abrió la puerta de una habitación y sin preámbulo dijo:

—Pedro, si la metes aquí, les diré los resultados de las pruebas.

Una vez que Paula estuvo sentada en una pequeña oficina, Lautaro le sonrió.

—Como yo había pensado, no hay señales de daño ni hinchazón en el tejido.

—¿Qué está… diciendo? —preguntó Paula.

Lautaro la miró a los ojos.

—La pérdida de memoria no tiene nada que ver con el golpe en la cabeza.

—¿Entonces… por qué?

—Deja que termine y lo entenderás. Sufres lo que se llama amnesia psicológica.

—¿Y qué es eso? —preguntó Pedro desde detrás de la silla de Paula.

—La pérdida de memoria normalmente tiene lugar tras una experiencia traumática o un episodio de tensión.

—¿Significa eso que no puedo recordar nada por… miedo?

Muy triste, Paula se levantó y se acercó a la ventana. Se quedó ahí de pie, luchando por no llorar, sufriendo ante su impotencia.

—Eso es exactamente lo que estoy diciendo. Cuando la vida de una persona está en peligro, el miedo puede hacer un daño enorme. De todas formas, este tipo de amnesia normalmente desaparece de forma tan repentina como aparece, con una recuperación completa y sólo una posibilidad muy pequeña de reincidencia. Mientras tanto, recordarás algunas cosas y podrás vivir con normalidad.

—¿Pero no hay nada que pueda hacer?

—Me temo que no. Sólo esperar. Pero más tarde, si no vuelve la memoria como te he dicho, entonces podremos tomar algunas medidas como la hipnosis.

La debilidad obligó a Paula a regresar a su asiento, desde donde miró directamente a Lautaro.

—¿Y mientras tanto?

Lautaro se frotó la barbilla.

—Mientras tanto, te diría que te quedases esta noche en observación. Pero como necesitamos tu cama, no veo razón para que tengas que quedarte más tiempo, excepto que no tengas dónde ir —dijo con amabilidad.

Paula se desplomó.

—No…

—Sí que tiene dónde ir.

Los ojos de Paula fueron del doctor a Pedro. Bajo su sombrero vaquero, vió cómo ella le miraba sorprendida.

—¿Qué…? —empezó a preguntar Paula.

Ignorándola, Pedro miró a Lautaro.

—Me la llevaré al rancho.

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