lunes, 20 de mayo de 2019

Recuerdos: Capítulo 14

—¿Estás seguro de que no hay nada más?

—Estoy seguro —dijo Pedro intercambiando una mirada con el doctor.

Paula se frotó la frente, sintiendo que sus esperanzas se desvanecían.  Se sentía confundida y asustada, atrapada en el cuerpo de una extraña.

—¿Por qué no vuelves a echarte? —le aconsejó el doctor—. Mandaré que una enfermera te traiga algo para la cabeza.

—¿Qué me va… a… ocurrir?

—Tranquilízate, nosotros nos ocuparemos de tí —dijo Lautaro.

—Pero yo no debería estar aquí, ocupando el espacio de otra persona.

—Deja que nosotros nos preocupemos de eso —dijo el doctor con voz tranquila pero ligeramente brusca—. Ahora mismo, el descanso es la mejor medicina para tí.

—Pero… pero…

Pedro, que se había apoyado en la pared, se acercó y entró en la conversación.

—Secundo la moción —dijo metiéndose las manos en los bolsillos y mirando la cara pálida de Paula—. Te has dado un buen golpe en la cabeza.

—Pedro tiene razón. Y debes ser examinada.

Paula asintió en silencio.

—Después de que tengamos los resultados de las pruebas hablaremos. Mientras tanto, tienes que seguir mis órdenes.

—Lautaro, yo estaré por aquí para ayudar en lo que sea —se ofreció Pedro.

—Todo parece estar bajo control. De todas formas, ya has hecho más que de sobra.

—No me importa. Aún hago falta.

Lautaro sonrió débilmente.

—Gracias.

Después de que el doctor se marchara, Paula miró a Pedro.

—No… te vas… ¿Verdad?

—Sólo para ayudar.

—¿Y… después?

—Supongo que alquilaré un coche para ir hasta mi rancho.

—¡No, por favor!

Paula no pudo ocultar la desesperación de su voz mientras se empeñaba en levantarse. Pedro corrió a su lado.

—Quédate quieta. No estás tan fuerte como tú piensas.

Paula se dejó caer sobre la almohada.

—Es cierto —dijo débilmente—. No lo estoy.

Pedro no dijo nada.

—¿Te quedarás conmigo durante las pruebas? —preguntó con suavidad.

—Yo…

Sintiendo que iba a negarse, Paula gritó:

—¡Por favor!

Ella sabía que estaba siendo egoísta y que Dios iba a castigarla, porque Pedro hacía falta a otros, aunque en ese momento pareciera necesitar una cama más que ella. Pero no podía soportar la idea de estar separada de él. Era la única cosa sensata en esa locura en la que había convertido su vida.

—Por favor no… me dejes —murmuró.

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