miércoles, 6 de enero de 2021

Perdóname: Capítulo 15

 —¿Por qué no te vas a casa y duermes toda la noche? Yo haré lo mismo. Por la mañana los dos nos encontraremos mejor, y podremos hablar durante el desayuno antes de que tome el avión.


La respuesta de Pedro consistió en abrazar a su hijo y acariciar su cabeza. Baltazar parecía sentirse perfectamente a gusto con él, pero Paula sentía deseos de gritar.


—Sé que estás enfadado, Pedro, tienes todo el derecho a estarlo — continuó ella tras una pausa—. Pero por favor, no nos peleemos a causa de Balta. Él es un bebé inocente, y no merece más que lo mejor de los dos. Si tú deseas formar parte de su vida yo estoy dispuesta a dialogar para llegar a un acuerdo razonable contigo.


—Sí, voy a ser razonable —contestó él clavando la mirada en ella—. ¿Cuánto quieres por concederme los derechos exclusivos de su custodia como único padre? ¿Dos millones de dólares? ¿Tres? ¿Cuál es tu precio? ¿Por qué no lo hablamos con Fernando? Estoy dispuesto a negociar siempre y cuando la cifra sea razonable. 


—Mi hijo no está en venta a ningún precio —contestó ella sacudiendo la cabeza exasperada.


—Hace un segundo no hacías sino recalcar que se trataba de nuestro hijo —replicó él con una sonrisa sarcástica.


—¡Basta ya, Pedro!


—Has sido tú quien ha comenzado viniendo a Nueva York y presentándote así, con nuestro pequeño fait accompli. ¿Acaso creías que porque al final decidieras hacer lo correcto, viniendo aquí a decirme que había sido padre, iba yo a perdonarte tus faltas? —preguntó Pedro con las venas del cuello hinchadas de la rabia—. Tenemos un hijo, pero no es una propiedad que podamos pasarnos el uno al otro cada vez que nos interese. Baltazar es precioso. Perfecto. Y ya me has robado sus primeras seis semanas de vida. Es evidente que jamás me amaste, porque no quisiste casarte conmigo. Me negaste el derecho a verlo crecer en tu vientre durante nueve meses, y eso no voy a olvidarlo. Pero ya pasó. Ahora lo único que importa es que lo quiero. Pienso luchar por él, Paula. Y sé que puedo ganar. Tengo amigos en las altas esferas, tengo el dinero que hace falta para conseguir lo que quiero. Espero haber dejado bien claro que quiero a mi hijo. Cuando llames a Fernando, díselo de mi parte. Y, seamos sinceros, no importa cuan comprensivo se haya mostrado hasta este momento, si es un hombre, preferirá tener sus propios hijos. Toma —añadió sacando el teléfono móvil de su bolsillo y arrojándolo sobre la otra cama—. Yo pago. Pienso quedarme aquí toda la noche, así que si no quieres que escuche tu conversación tendrás que irte al baño y cerrar la puerta. Pero antes de que te vayas, pásame ese pijama para que se lo ponga al niño. Acaba de bostezar, y eso me recuerda que yo también tengo mucho sueño. Hoy ha sido un día muy duro para los dos, ¿Verdad, hijo?


—¡No puedes quedarte aquí, Pedro!


—¿Qué es lo que te preocupa? Te aseguro que no soy de esos que asaltan a las mujeres que no lo desean y que incluso abandonan a un hombre solo porque les resulta insoportable mirarlo. Recuérdaselo a Fernando, cuando te diga que no aprueba el que pases la noche en la misma habitación que yo. Aunque, por supuesto, si es a tí a quien ofendo, ahoraque llevas ese anillo, siempre puedes reservar otra habitación. Yo la pagaré.


—Pensé que al hacer ahora lo que debía, tú… 


—No… —la interrumpió él con brutalidad—. Jamás has pensado en nadie que no fuera Paula Chaves. Sospecho que Fernando es bastante más joven que yo, y que no aprecia mucho su apellido. Probablemente está suspirando por llevarte a la cama si es que no lo ha hecho ya, y rogando para que yo te proporcione el sustento económico que necesitas.


—¡Cómo te atreves!


Aquellas palabras no le sirvieron de alivio ni siquiera mientras las profería. Pedro tenía derecho a estar enfadado. El daño que le había hecho rompiendo su compromiso era mucho mayor de lo que ella había supuesto. De repente, se veía forzada a perpetuar una mentira sobre un novio que ni siquiera existía. Y todo para hacerle saber que tenía un hijo. ¿Qué había hecho? Si él luchaba por la custodia de Baltazar, su familia se vería implicada en el asunto, y después de las amenazas de su madre, si ella descubría que el niño era hijo de Paula…


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