viernes, 8 de enero de 2021

Perdóname: Capítulo 18

 —Vamos, ahora méteselo en la boca, él hará el resto. Cuando se haya bebido una tercera parte lo levantas y lo apoyas sobre el hombro dándole golpecitos en la espalda para que eche el aire. Luego, para cuando se termine el biberón, ya se habrá quedado dormido. Lo pones otra vez sobre el hombro y lo acuestas en la cuna. Pero asegúrate de que lo pones boca arriba. El médico dice que podrían evitarse muchas muertes infantiles acostando a los bebés en esa posición.


Paula se quedó de pie, observando. Baltazar buscaba la tetina del biberón con frustración, incapaz de alcanzarla.


—Métesela en la boca, Balta no es de porcelana —añadió a modo de consejo. 


Pedro metió la tetina en la boca del niño y este comenzó a devorar la leche. Bebía tan deprisa y con tanto ansia que hacía mucho ruido. Se echó a reír, y sus carcajadas llenaron la habitación. Paula no pudo evitar sonreír.


—Ya ves, tiene tanto apetito como tú —luego, temerosa de delatarse a sí misma revelando sus sentimientos, se fue a la otra cama—. ¿Quieres que deje la luz encendida o apagada?


—Encendida —murmuró él—. Aún me cuesta creer que el bebé sea real, y no digamos creer que es el fruto de una noche de placer contigo — Paula sintió un delicioso estremecimiento recorrerla, como si sus palabras le hicieran cosquillas—. Creo que podría pasarme toda la noche mirándolo. Tiene tus ojos y tus cejas. Y tu boca, en miniatura. Hasta yo, que no lo veo con objetividad porque soy su padre, me doy cuenta de que es un milagro viviente porque tú eres su madre. Me has dado un tesoro inapreciable teniendo en cuenta que me odias. Es un gesto tan noble por tu parte, que a cambio estoy dispuesto a hacer un trato contigo —continuó Pedro sarcástico—. Pero no habrá negociación. O lo aceptas, o me llevo a Balta para siempre.


Había llegado el temido momento, reflexionó Blaire clavando las uñas en la colcha en silencio. Pedro continuó:


—Te quedarás a vivir conmigo en el remolque durante un mes. En camas separadas, por supuesto. Necesito tiempo para acostumbrarme al bebé y a sus rutinas, y para que él se acostumbre a mí. Cuando acabe el mes, si has cumplido tu parte del trato y me has ayudado a entablar una relación íntima con nuestro hijo, hablaremos de la custodia compartida. En caso contrario te llevaré a los tribunales, y te aseguro que la lucha será tan dura que desearás no haberla comenzado —prometió con una fiereza que Paula jamás había escuchado en él—. Ese es el trato. Si a tu novio no le gusta la idea de separarse de tí, lo siento. Comparado con los nueve meses que llevo yo separado de mi hijo, eso no es nada. 

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