viernes, 29 de enero de 2021

Perdóname: Capítulo 62

 —¡Qué maravilloso es eso para Camila! —comentó Paula con lágrimas en los ojos—. Para todos. ¡Qué suerte! Supongo que ustedes estarán muy nerviosos de tener su propio hijo.


—Lo estamos —contestó Leticia con voz trémula—. Espero que sea niño. Dominic le tiene mucha envidia a Pedro. Tu Baltazar es tan dulce, tan guapo como Pedro. He pillado a mi marido contemplándolo un montón de veces. Lo mira con anhelo…


—Sí, cuando le mostré a Pedro a su propio hijo, aquella fue la imagen más sorprendente que había visto jamás. Sea niño o niña, Dominic se enamorará irremediablemente de él.


—Pedro ha cambiado mucho desde que vino aquí la última vez — comentó Leticia mirando a Paula pensativa—. Le sienta bien ser padre. Escucha, Paula, no tengo ni idea de qué ocurrió entre ustedes, y desde luego no es asunto mío. Por favor, perdóname si me meto en algo demasiado personal, pero tengo que decirte que quiero mucho a Pedro, y te admiro por haberle dicho que tenía un hijo.


Aquellas palabras le llegaron a Paula hasta lo más hondo del corazón. Ella bajó la cabeza, y Leticia continuó:


—Pedro siempre estuvo con nosotros cuando Dominic y yo lo necesitamos, aun cuando estaba destrozado por la ruptura de su compromiso… Aun, incluso, cuando las cosas iban tan mal entre nosotros que pensé que nos separaríamos. El hecho de que hayas venido y le hayas ayudado a hacerse a la idea de que es padre… bueno, eso le ha dado energías nuevas en la vida. Comprendo que para tí tiene que ser muy difícil vivir con él ahora, cuando estás planeando casarte el mes que viene. Lo único que puedo decirte es que te admiro por enfrentarte a una situación para la que la mayor parte de las mujeres no tendrían coraje.


—Gracias —susurró Paula—, pero eres tú quien merece esos halagos. Yo te admiro por cuidar de Camila, por amarla cuando tu hermana no podía hacerlo. Es una historia tan tierna —terminó aclarándose la garganta.


—Los bebés son irresistibles, ¿No crees? —contestó Leticia, tan emocionada como Paula.


—Sí.


—Dominic era como la plastilina la primera vez que puse a Camila en sus manos. ¡Te juro que se enamoró de ella antes que de mí!


—Tienes un marido maravilloso. 


—Lo sé —contestó Leticia sorbiéndose la nariz—. ¿Cómo es tu novio? ¿Tienes alguna foto de él?


Aquella pregunta hizo renacer el dolor en Paula.


—No, me… me las dejé. Cuando fui a Nueva York, solo planeaba estar allí tres días. F… Fernando es completamente distinto de Pedro. Escucha, ¿Por qué no te tumbas en el sofá mientras hago la cena? Te traeré una cola.


—Deja que te ayude.


—No, por favor, quiero hacer esto por ustedes. No es fácil cuidar de un bebé de diez meses estando embarazada. Si sales de la cocina, quizá el olor a gambas no te moleste tanto —añadió tendiéndole una lata de cola—. ¿Quieres ver el álbum de fotos de Baltazar?


—¡Me encantaría!


—Está en el dormitorio, iré a por él.


Al volver Paula con el álbum, Leticia añadió:


—Dominic y yo estábamos tan nerviosos por ver una foto de Baltazar con Pedro por el correo electrónico que cuando la recibimos, la pegamos en la nevera.


—¿Tienes sitio en la casa para el bebé que están esperando?


—¡No! —rió Leticia—, es casi tan pequeña como este remolque. Por suerte la casa nueva estará terminada hacia mayo, para cuando llegue el bebé. 

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