viernes, 1 de enero de 2021

Perdóname: Capítulo 5

Por razones diversas, sin embargo, Paula había llegado al convencimiento de que no habría sido justo para Pedro que ella hubiera aparecido de improviso con el niño. En primer lugar no deseaba despertar sospechas entre estudiantes y profesores, pero además, y más importante aún, tenía que concederle tiempo para poder asimilar la increíble noticia de que era padre. Solo el tiempo revelaría si la odiaba lo suficiente como para ocultar todo deseo de conocer a su hijo. Él era un hombre de fuertes pasiones e ideales. Y era, además, uno de los hombres más honrados que jamás había conocido. Fueran cuales fueran sus sentimientos hacia ella, jamás habría restado importancia a la noticia que ella acababa de darle.


Sin embargo, llevaban casi un año sin verse, y desde que ella rompiera el compromiso podían haber ocurrido muchas cosas. Para empezar, por ejemplo, Pedro no estaba ya en el circuito de profesores invitados a conferencias en las universidades. Paula no sabía nada sobre la naturaleza del proyecto que estaba realizando en ese momento, y mucho menos sobre su estado de ánimo. Por mucho que la idea le resultara insoportable era posible que él estuviera manteniendo una relación con otra mujer. Podía incluso estar casado. Y si era así, era imposible imaginar el impacto que podía tener sobre su matrimonio la noticia de que tenía un hijo de una relación anterior. Cuanto más pensaba sobre las distintas posibilidades más se alegraba de haberlo preparado todo con antelación. Pero ¿Y si Pedro no acudía a ver a su hijo? 


Paula se llevó la mano al cuello. Si no iba a verlo, entonces significaba que después de haberlo sopesado todo cuidadosamente, Pedro había decidido que lo mejor era no ver jamás a su pequeño. Y, si era ese el caso, había resuelto no cuestionar jamás tal decisión. Lo más importante era concederle a Pedro la oportunidad de conocer la existencia de Baltazar. De ese modo ella se marcharía con la conciencia tranquila. Tomaría un avión al día siguiente con su bebé, y aquel sería su último adiós. Baltazar era el amor de su vida, su futuro. Su hijo sería el recuerdo constante de Pedro y del gran amor que un día habían compartido. Ella se consagraría a su hijo, dedicaría todo su tiempo a ser la madre más devota que pudiera imaginarse. 


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