lunes, 27 de noviembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 3

Pero estaba claro que él sabía algo. Paula observó cómo Pedro se llevaba una mano al pecho, como para asegurarse de que todavía tenía algo en el bolsillo de la camisa. ¿Quizá una foto?


—Le dije a mi nuevo asesor de negocios que quería conocer a María. Él había oído que María tenía una protegida. Cuando mencionó tu nombre, le pedí que averiguara detalles sobre tí.


—Eso es una invasión de la privacidad de María, ¡Y de la mía!


—Ha sido una intervención muy oportuna. Aunque estemos distanciados, no voy a dejar que María tenga problemas financieros por tu culpa. De alguna manera la forzaste a que te contratara para trabajar diseñando para ella, a un precio astronómico y sin ninguna garantía de que los vestidos se venderían.


Paula frunció el ceño. No era un acuerdo injusto, porque María sabía que su objetivo era que ambas tuvieran éxito.


—En realidad es un acuerdo, no un contrato —aclaró ella, que no había querido pagar a un abogado.


Eduardo Montbank, antiguo jefe de Carla, le había ayudado a realizar el acuerdo sin lagunas.


—Es un robo disfrazado de acuerdo de negocios.


—¿Me estás llamando ladrona? ¿Cómo… Te atreves? Has investigado mi vida a mis espaldas, como si tuvieras todo el derecho a hacerlo. ¿Qué has averiguado de mis hermanas y de mí? ¿Hasta dónde has excavado, exponiéndonos…?


—He investigado tus finanzas, Paula, el trabajo que has realizado en los años desde la última vez que te ví. Y me enteré de todo sobre el acuerdo al que llegaste con mi tía. No me voy a disculpar por ello —dijo, con una dura expresión reflejada en los ojos.


Entonces prosiguió hablando.


—Pretendo reclamar a María como tía mía —dijo Pedro, suavizando un poco su expresión—. Es de la familia y… Si es posible, quiero tener ese vínculo con ella. Hubiera quedado para verla antes si no hubiera estado fuera de la ciudad. 


Aquel amor por la familia, teniendo en cuenta su historial, era extraño.


—A pesar de lo que dices, no debes de haber investigado muy bien, Pedro, porque María no está en peligro financiero por culpa mía.


—Al contrario; la adquisición de tu colección casi la deja en bancarrota.


—Tu tía es muy rica, Pedro. Tiene un ático en la mejor zona de la ciudad, conduce el último modelo de coche deportivo y se marcha de vacaciones al extranjero frecuentemente. No dudó en acceder a mis condiciones y puede mantenerse seguir adelante hasta que mis modelos reporten beneficios.


—María se ha gastado más de lo que debía durante años. El ático es alquilado, así como el coche, y todos esos viajes le han hecho estar en deuda. No estaba en condiciones de meterse en una aventura especulativa como la tuya.


—Mis vestidos se venderán. María ha hecho una buena inversión y pretendo probarlo.


A Paula le dió un vuelco el estómago. No le había preguntado a María su situación económica, simplemente la había asumido por lo que había tenido delante de ella. Pero si realmente María no tenía dinero…


—No puedo fallar —afirmó severamente.


La palabra fracaso ya no era una opción para ella. No lo era desde que sus padres habían abandonado a Carla, a Sofía y a ella.

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