miércoles, 1 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 23

Sin saber lo que él estaba pensando, Paula volvió a dirigirse a Teresa.


—Ya ha pasado la hora de salida, como seguro que se ha dado cuenta al ver que el departamento estaba vacío, pero si quiere dejar algún mensaje para alguno de los trabajadores de logística...


—Sólo venía a saludar a Yanina Deanne. Creí que se quedaría hasta tarde... No pensaba... —se detuvo de repente.


—Mantente alejada de la empresa, Teresa —advirtió Pedro con los ojos entrecerrados—. No te lo volveré a decir.


Un poco más lejos, un trabajador salía de su oficina frotándose los ojos de cansancio. Al verlo, Pedro le hizo un gesto para que se acercara.


—¿Le importaría acompañar a la señora Montbank a su coche? Ya ha acabado lo que venía a hacer aquí y no tiene por qué quedarse más tiempo.


—Por supuesto —el hombre le dirigió a Teresa una fría mirada y la condujo hacia el ascensor—. Me encantará acompañarla hasta el exterior del edificio, señora Montbank.


—Sólo he venido de visita —Teresa fulminó al hombre con la mirada—. No ha sido más que eso, una visita.


—Lo que usted diga, señora Montbank —el hombre pensaba claramente lo mismo que Pedro de ella.


Pedro sonrió al verlos desaparecer tras las puertas del ascensor, pero su sonrisa desapareció cuando vió la fiera expresión de Paula.


—¿Tuviste una aventura con Teresa? —su voz temblaba con la acusación—. Ella ya lo insinuó el día que te conocí, pero no quise creerlo. Ya era la esposa de Eduardo. ¿Él lo sabía? ¿Es por eso por lo que te marchaste tan de repente? ¿Porque se enteró y te echó? Ya me sorprende que te dé un sueldo de la empresa, después de lo que le has hecho.


—La verdad es que yo soy el propietario... —se detuvo bruscamente. 


Si Eduardo no le había hablado de la situación, no sería él quien se lo contase. Además, no quería que se supiese lo rico que era. Aunque fuese de enfado, quería que Paula reaccionara ante él por lo que él era, no por sus cuentas bancarias.


—Desde luego, no has tardado en sacar tus propias conclusiones —le dijo él—. No hubo nada entre Teresa y yo. Nunca. Y mis razones para marcharme no son asunto tuyo.


—No te creo —la forma en que brillaban sus ojos tras las gafas de pasta confirmaban su declaración—. ¿Por qué iba Teresa a decir algo así si no fuera verdad?


—Porque le encanta darse importancia y no le importan los sentimientos de los demás. Y porque es una persona que crea problemas —«Y porque se ha dado cuenta de que hay una atracción entre tú y yo, y eso la molesta».


—Mírame a los ojos y niega que hubo algo entre ustedes —le retó ella, levantando la barbilla.

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