lunes, 6 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 31

 —Isabella, Sofía, él es el nieto de Eduardo, Pedro Alfonso. Me ha llevado al hospital después del trabajo, y después me ha traído a casa —tomó aliento y continuó antes de dejar que la interrumpieran—. Y sabes que no tienes por qué preocuparte, Bella. Siempre tengo mucho cuidado.


«Excepto cuando beso a mi atractivo jefe en medio de un pasillo vacío».


—Seguro que Pedro tiene planes, así que no se quedará.


—Encantada de conocerte. Pasa un rato —como si no hubiera oído lo que acababa de decir su hermana, Sofía agarró del brazo a Pedro y lo hizo entrar en casa.


—No tienes que forzarlo —dijo Paula, apretando los dientes. 


A lo mejor Sofi estaba perdida en sus propios pensamientos y no había oído lo que ella había dicho. ¿Esa cálida bienvenida por parte de su hermana pequeña significaría que se había fijado en él? Empezó a sentir el rugido de los celos. Bella se quedó atrás, de brazos cruzados, con gesto de modelo, que era a lo que se dedicaba. Su ajustado conjunto le daba un aire fuerte y atractivo. Ella no estaba recibiendo a Pedro de brazos abiertos, pero Paula sabía que a algunos hombres les gustaban los retos, y también esa actitud podría tener como objetivo el atraerlo.


—Entonces eres el nuevo jefe de mi hermana —dijo Bella.


Paula se dijo a sí misma que tenía que calmarse. Sus hermanas no iban a tratar de atraer a Pedro con sus encantos. Ellas no eran de ese modo. Miró a Pedro, esperando encontrarlo boquiabierto y callado delante de sus hermanas. Aunque ellas no se hubieran echado sobre él como dos gatas en celo, la verdad es que las dos merecían que las mirase, pero él no parecía interesado. Ni siquiera las estaba mirando. En su lugar, estaba observando la sala. Les dió las gracias a Bella y a Sofía por invitarlo de modo educado y sencillo, sin parecer abrumado por su belleza. Empezó a relajarse sólo por eso. Pedro la había besado, le había dicho que ella lo atraía, y el conocer a sus hermanas no lo había impresionado. La idea de la aventura volvió con fuerza a su mente, y ya estaba contemplando algunas ideas nada responsables, cuando él habló.


—¿Por qué no les hablas a tus hermanas del proyecto que has traído a casa?


-Oh ya sabemos lo del proyecto —antes de que Paula pudiera detenerla, Sofía estaba hablando sin parar del concurso de crucigramas y de las esperanzas de Eduardo de ganarlo—. Te quedarás, ¿Verdad?


«Genial, Sofía, cuéntaselo todo». Paula la fulminó con la mirada, pero no logró nada. Sofía estaba convencida de que Pedro Alfonsono suponía ninguna amenaza. Si supiera cómo era él en realidad... El efecto que podía tener sobre una mujer...


—¿Están haciendo un crucigrama? ¿Eso es lo que te has traído de la oficina? —Pedro pareció aliviado, lo cual le resultó extraño a Paula.


Después su expresión se volvió fiera, y se dirigió directamente a Paula.

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