viernes, 17 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 56

 —Sabes que no podemos seguir así —insistió él.


Oh, a ella le tentaba la idea de hablar, pero, ¿Qué lograrían con eso? Tenía miedo de decir cosas que él no quería oír y otras que no quería ni admitir ante sí misma.


—No puedo hacer esto ahora —dijo, presa del pánico—. No puedo.


El puso la expresión en blanco, fue hacia un grupo de invitados y empezó a hablar con ellos. Ella hizo lo mismo, mostrándose alegre y cordial con todos, pero podía sentir la mirada de Nate sobre ella todo el tiempo. Por eso decidió marcharse cuanto antes.


—¿Me disculpan? —sonrió al grupo de gente que la acompañaba, fue a darles las gracias al personal de cocina por la cena y no esperó al café, que empezaría a servirse en breve, par marcharse.


Tenía la mano ya sobre la puerta batiente de la cocina, cuando oyó la voz de Pedro tras ella.


—Creo que hemos tenido la misma idea.


—¿Dar las gracias y salir corriendo? —dijo ella, intentando sonreír.


Lo cierto era que sentía ganas de llorar con sólo mirarlo. No podía soportar la idea de no verlo todos los días en el trabajo y no tenerlo cerca si lo necesitaba. Porque lo amaba. Al darse cuenta, los pies se le quedaron clavados al suelo y su mente se llenó de desesperación. Se había enamorado de Pedro. Se había dado cuenta antes, pero se había negado a creerlo. ¿Qué haría ahora? No podía dejar que él lo supiera, que viera lo que ella había descubierto.


—¿Pau? —preguntó, al ver su expresión, con la mirada llena de emoción.


¿Qué emoción? ¿En qué estaba pensando él? Ella no quiso pensar que esa emoción sería amor y recordó que en ese momento más que nunca, tenía que ser fuerte. Pedro nunca la querría, no era de los hombres que se entregan de esa manera. Por un momento pensó que el estrépito era el sonido de su corazón latiendo desbocado dentro de su pecho. Después se oyó un grito en la cocina y la cara de Pedro se quedó helada de terror. Ella gritó cuando él la agarró y la empujó hacia delante con fuerza. En ese mismo momento, algo ardiente explotó tras ellos. Sus brazos la rodearon y la llevaron contra el suelo. Ella se hizo daño en el codo y en el hombro, y el gruñido que él dejó escapar le mostró que él tampoco había salido ileso. Ella se quedó casi en estado de shock, en sus brazos, tratando de asimilar lo que había pasado.

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