viernes, 24 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 71

 —Hay algo más que debo decirles, y será mejor hacerlo cuando están los dos delante —Pedro rodeó a Paula con el brazo—. Mi relación con Teresa nunca fue bien. Cuando la cosa fue evidente, mientras ella gastaba mi dinero yo, en mi tristeza, caí en una adicción a jugar en Bolsa —se detuvo un segundo—. Al principio fue casi un juego, pero no me fue bien. Perdí dinero, pero no se me daba bien aceptar la derrota. Por eso, seguí y seguí, sin poder desengancharme. Le dí a Teresa una asignación mensual, pero no funcionó: Eso no detuvo mi comportamiento.


—Entonces eres tú el que ha estado falseando los libros de cuentas —dijo Pedro—. Hiciste un buen trabajo, abuelo. Tengo a unos auditores desde hace semanas trabajando en ello, pero aún no lo tienen todo claro. ¿Has perdido mucho?


—Lo suficiente, hijo. Suficiente para darme cuenta de que he sido un idiota y que esto tiene que acabar. Quiero que compres mi empresa, como hiciste con la filial en el extranjero. No tienes por qué quedarte aquí, pero yo tampoco quiero volver a la gestión. Ya no es bueno para mí. Por fin lo he aceptado. ¿Podrás perdonar a un viejo tonto?


—Ya está hecho —le pasó un brazo por los hombros—. Perdóname por haber desperdiciado esos seis años que podía haber pasado contigo. Y prométeme que te pondrás mejor.


—Ahora que he confesado mi terrible secreto, mi recuperación será espectacular —rió Eduardo—. Y no tengo nada que perdonar. Hiciste lo que creíste que era mejor. Ahora, si he entendido bien la situación, ustedes dos necesitan un poco de intimidad —cuando ellos protestaron, él agitó una mano—. Mi enfermera de noche es buenísima con los crucigramas, así que creo que no me importará charlar con ella un buen rato.


—Te he oído —dijo una mujer de pelo gris asomando por la puerta—. Es hora de que vayas a cenar.


—¿Y el crucigrama?


—Te pondré un acertijo picante para ver si sabes llevarme donde yo quiero.


—¿Ven como he tenido suerte? —les dijo a Eduardo a Pedro y a Paula, pícaro, y ellos echaron a reír.


—Ha sido doloroso conocer los secretos de Eduardo, ¿Verdad? — le preguntó Pedro al cabo de un rato—. Siento que tu ídolo haya acabado siendo un hombre normal y corriente.


—La verdad es que sí —al principio se sintió traicionada porque casi lo consideraba como a un padre—. Supongo que todos tenemos debilidades. Pero Eduardo sigue siendo un buen hombre a pesar de todo y si reaccionó de ese modo fue porque necesitaba que Teresa lo quisiera y ella le falló.


—¿Cómo te fallaron a ti tus padres? —Pedro le tomó las manos—. Dime qué pasó. Dime por qué veo sentimiento de culpa en tus ojos cuando miras a tus hermanas, o cuando te demuestran que te quieren, actúas como si no lo merecieras. ¿Qué es lo que ocurre?


Ella se mordió el labio: Sólo alguien a quien le importase de verdad se habría fijado en esas cosas que ella tanto se esforzaba en ocultar.


—Confía en mí, Pau, por favor. Pau... —él dudó un segundo—. Me he dado cuenta de que estoy enamorado de tí, y me da igual lo que tengamos que pasar hasta llegar allí, pero quiero casarme contigo y tenerte siempre a mi lado. Quiero librarme de las barreras para que podamos estar juntos. Yo también temía estropear lo nuestro si me quedaba, pero después de hablar con mi abuelo, me he dado cuenta de que no, de que al marcharme sólo lo empeoré, porque él me necesitaba y yo lo necesitaba a él. Ahora me doy cuenta de que si lo quiero, eso le hará bien, y contigo puede ser igual. Espero que tú sientas lo mismo que yo.


—Crees quererme por el bebé —repuso ella. 


Lo que él sentía era afecto, no amor, y del que es para siempre.


—Podrías haber perdido al niño en el accidente de hoy —apretó los labios al recordarlo—. Cuando llegué allí, no sé qué me pasó... Pensé que no habías sobrevivido, el coche me pareció un amasijo de hierros por el miedo que tenía —y la miró a los ojos con intensidad—. No quería perder al niño, pero sobre todo y ante todo, no quería perderte a tí. Cásate conmigo Paula Chaves, y te haré feliz —se le hizo un nudo en la garganta—. Podemos ser felices juntos, Pau, si nos amamos.

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