viernes, 24 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 72

Era una súplica que llegaba desde lo más profundo de su corazón, y si Pedro tenía la valentía de dejar atrás el pasado por ella, lo único que ella podía hacer era intentar que la comprendiera. Quería un futuro con él, lo quería más que nada, pero no sabía si ella sería suficiente para hacerlo feliz. Lo único que podía hacer era exponer sus defectos, y si la quería después de eso...


—No sé si mi problema tendrá solución, pero quiero que lo escuches, Pedro, porque yo también te quiero —la liberación que le supuso pronunciar estas palabras hizo que los ojos se le llenaran de lágrimas—. Te quiero y quiero pasar mi vida contigo, pero no sé si eso es posible.


—Te ayudaré a creerlo —le dijo él, abrazándola y besando la sal de sus lágrimas en sus labios—. Háblame para que podamos llegar a algo juntos.


—De acuerdo —tomó aliento para intentar serenarse y empezó—. Bueno... Bella y Sofía creen que nuestros padres nos abandonaron porque se cansaron de hacer de padres —se estremeció pero se obligó a seguir adelante con la confesión—. Pero fui yo la que los acabé echando, por mi falta de inteligencia, de talento, de interés —se encogió de hombros como si no le importase—. Bella y Sofía son guapas y tienen cualidades artísticas, así que nuestros padres nos abandonaron porque no podían soportarme a mí, y yo no he tenido valentía nunca para decirles a mis hermanas la verdad. Tenía miedo de que se enfadaran y me abandonaran también. Cuando las miro, pienso que las he privado de nuestros padres y supongo que me siento menos atractiva, menos interesante y todo eso. He intentado aceptarlo; quiero a mis hermanas y el resto... es así.


—Ellas no son mejores que tú, ni más guapas ni más listas ni más especiales —los ojos de Pedro brillaban casi con rabia—. ¿Te has echado un vistazo a tí misma? ¿Has pensado por qué ellas te quieren tanto? ¡Porque hay mucho que querer en tí! —y antes de que ella pudiera interrumpirlo, él continuó—. Si tus padres fueron tan egoístas como para abandonaros, sólo fue culpa suya, Pau, no tuya. Y si las dejaron porque no eran lo suficientemente especiales para ellos, es que son aún más estúpidos.


Él la rodeó con los brazos como para expulsar de su cuerpo todos los años de dolor y confusión, y Paula luchó por contener las lágrimas y examinar sus sentimientos.


—No sé cómo has llegado a comprender todo eso, pero supongo que tendré que reevaluarme a mí misma


Él la miró, esta vez sin ira.


—Los dos hemos sido idiotas por culparnos de cosas que escapaban a nuestro control. Ustedes tres salieron adelante juntas y eso las ha hecho más fuertes. Eso es lo que yo tenía que haber hecho con Eduardo, quedarme con él.


—En cualquier caso, ésa es una parte de mi vida que me gustaría dejar atrás. No quiero que tenga peso sobre mi futuro más que por las enseñanzas que he sacado de ello y para ser mejor persona que mis padres.

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