viernes, 17 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 58

Al oír que la llamaba «Cariño», pensó que tenía que sentir algo por ella también. «Afecto, que no es lo mismo que amor».


—No quiero ir al hospital. ¿No podemos marcharnos a casa?


Él la miró a los ojos y la condujo fuera con la mandíbula apretada.


—Te llevaré a la casita para mirarte esas heridas.


Antes de que ella pudiera decir nada, ya la había metido en el coche, y poco después llegaron a la casita.


—No puedo dejarte volver a casa, Pau. Ahora no, ni siquiera con tus hermanas para que te cuiden.


—Ellas no están. Sofía se ha ido con unos amigos al campo y Bella está en Sydney.


—No tenías que habérmelo dicho —un momento después, le abrió la puerta del coche e hizo un gesto para que entrara en casa—. Pasa.


Una sola palabra y su corazón se puso a latir como loco. Ella luchó para contenerlo, pero la mano le temblaba cuando se la puso sobre el pecho. Dentro, Pedro subió la calefacción, pero en lugar de seguir entrando en la casa, se quedó mirándola, parada como estaba en el umbral. El calor con que la miraba era tan intenso que ella pensó que se derretiría.


—No... No tengo frío —«Me muero de calor por tí».


—Iré a buscar algo para tus heridas.


Pedro, siempre decidido a hacer lo correcto. Al mirarlo, Paual suplicó por que se quedara con ella, porque le hiciera el amor... No supo quién buscó a quién, pero pocos segundos después, ella estaba en sus brazos.


—Dios, Pau —y la abrazó con más fuerza.


Y la besó.



Pedro tembló al abrazar a Paula. La besó porque necesitaba asegurarse de que estaba bien. Él le había provocado dolor, como a todos los que quería.


—Siento haberte hecho daño.


Lo de aquella noche no tenía nada que ver con su actitud, pero había ocurrido igualmente, y también sentía que tenía su parte de culpa.


—No —dijo ella, abrazándolo con fuerza—. No, Pedro. No te apartes esta vez, por favor.


—Cielos, Paula. Debería llevarte a casa. Si te quedas...


—Lo sé —su mirada ardía—. Sé lo que pasará si me quedo, y no pienso marcharme.


Y entonces no hubo nada más en el mundo que ellos dos, arropados por el deseo y la pasión.


—Llévame a tu habitación, Pedro —le tomó la cara entre las manos—. Sé lo que estoy haciendo. Sé lo que quiero, y eres tú. Esta noche. Todo lo que me puedas dar en una noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario