miércoles, 8 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 39

Como si estuviese leyéndole el pensamiento, Paula lo miró de un modo que a él le hizo desear besarle toda la cara. Su pelo parecía un nido revuelto, y eso también le parecía atractivo.


—¿Le pasa algo a mi pelo?


«Sólo que lo he visto suelto y no paro de imaginármelo así cada vez que te veo, flotando a tu alrededor, acariciando mi piel...»


—No, pero creo que se ha cargado de electricidad por la tormenta. Se me había olvidado lo intempestivo del tiempo de Melbourne.


—Sí, como la pasión —y se dió cuenta enseguida de que había metido la pata—. Bueno... Quería decir...


Él iba a tranquilizarla al ver su sonrojo, pero sintió la necesidad de averiguar hasta dónde podía llegar ese calor.


—Paula, ese comentario se podría interpretar de muchas maneras —tenía que averiguar si ella de verdad no sentía nada por él—. ¿Estás intentando decirme que quieres que nuestra relación sea algo más que profesional? ¿Es eso lo que querías decir?


—Lo único que quiero decirte es que la jornada laboral ha terminado —su tono era helador—, y que por tanto, nuestra relación por hoy también. El resto ha sido producto del nerviosismo.


—No quería ponerte nerviosa —sí que quería, pero su intención era hacerle gritar su nombre mientras lo miraba a los ojos y se derretía de placer. 


¿Eso la pondría nerviosa también? Aquello era una locura. Tal vez estuviera loco. Volver a Melbourne le estaba afectando a la cordura y el trabajar en la oficina de nuevo, tan llena de recuerdos, le ponía melancólico. «¿Quieres vivir una vida de nostalgia en la casita de Eduardo los próximos cincuenta años?»


—Demonios, no —dijo, con tanta vehemencia que hizo dar un respingo a Paula—. Lo siento, sólo pensaba en voz alta.


El ascensor se abrió y los dos entraron dentro. En cuanto las puertas se cerraron, Paula empezó a hablar.


—No eres tú el que me pone nervioso, sino las tormentas. Eso es todo. Estoy deseando llegar a casa.


A casa, lejos de él. Ella había buscando la distancia desde el primer momento, a pesar de la evidente atracción que había entre ellos. Paula creía conocerlo de antemano, y así había decidido su destino. ¿Por qué rechazaba la posibilidad de conocerse mejor mientras él estuviera allí? «Lo que ella ha rechazado es la aventura».


—Gracias por quedarte hasta tarde hoy —le dijo él, sintiendo mucho calor de repente—. Siento haberte hecho trabajar tanto, pero tenía mucho que hacer —como buscar a un sustituto para poder marcharse de allí.

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