lunes, 27 de noviembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 2

Cada vez que las hermanas de Paula habían sufrido durante los últimos años, ella había encontrado un nexo con Pedro, ya que él también había abandonado a su hija. Con ella misma había jugado, engañándola y divirtiéndose a su costa.


—¿Ahora te encargas de la administración? ¿Estás aquí para dejarlo todo preparado y después dejar la tienda a cargo de alguien? La tienda de Sidney tiene un encargado local…


Paula deseó que así fuera y que Pedro se fuese a marchar.


—Ya no trabajo con mi familia. Diamantes Alfonso es mi tienda, una entidad separada de todas las demás. Quizá comparta el nombre familiar, pero la tienda tendrá éxito por mi trabajo, por mis diseños y por mi reputación. 


Pedro esbozó una dolorosa expresión y bajó la mirada.


—Tengo muchas funciones que desempeñar aquí… Propietario, diseñador jefe, encargado, vendedor. Haré todo lo que se necesite hacer. Estoy aquí para quedarme.


Pedro, tomando la llave de la puerta principal, se dirigió a cerrar.


—Termina lo que estuvieras haciendo, Paula, para que así podamos hablar.


—Me marcho en un minuto —dijo Paula, tratando de controlar el temblor de sus manos mientras vaciaba la caja registradora.


Pedro miró entonces los maniquíes vestidos con ropas que ella había diseñado, y Paula, a pesar de su enfado, contuvo la respiración, esperando a ver cuál era el veredicto de él.


—Eres una mujer de talentos ocultos, Paula. Son buenos. Por lo menos tu destreza con los diseños y con las creaciones deja claro que hay una posibilidad de que arregles el lío que has creado.


—¿Lío? ¿Qué lío?


—Has pasado de modelar a obligar a mujeres de mediana edad a gastarse enormes cantidades de dinero en negocios que no tienen garantía de éxito. Debes de estar muy orgullosa de tí misma.


—Modelé para poder poner dinero sobre la mesa para mis her… —se detuvo al darse cuenta de que estaba tratando de explicarse ante él—. ¿Qué quieres decir? Yo no he obligado a nadie y, de todas maneras, ¿Qué tiene eso que ver contigo?


Paula había conseguido un contrato con María Rocco, por el cual llevaba a la tienda de ésta en exclusiva sus diseños durante un plazo de cinco años.


—María Rocco es mi tía —dijo Pedro—. Y eso hace que esto sea también mi negocio.


Paula se quedó impresionada. María era milanesa, pero había vivido en Australia durante casi toda su vida adulta.


—María es una Rocco, no una Alfonso, y ella misma me dijo que no tenía familia.


—Mi tía se marchó de Milán, dejó a la familia y se cambió el apellido hace mucho tiempo. Sin duda, ella consideraba que estaba sola —dijo él, enfadado—. Estoy seguro de que pensaste que eso era una ventaja cuando decidiste robarle una gran cantidad de dinero.


—¡Yo no hice eso! ¿Cómo sabes siquiera nada del acuerdo que hice con ella? 

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