viernes, 24 de noviembre de 2023

Irresistible: Capítulo 73

 —Entonces comparte ese futuro conmigo —dijo él, y se aclaró la garganta antes de volver a hablar—. Te quiero, Pau. Quiero la casita en las afueras, niños, una familia... Quiero quedarme y construir todo eso contigo. Dime que te casarás conmigo.


—Lo haré —sus ojos se llenaron de lágrimas y se arrojó a sus brazos—. No puedo imaginarme la vida sin tí, Pedro, pero no tienes que quedarte si no quieres trabajar aquí.


—¿Por qué no? Ésta es mi casa, donde lo aprendí todo. La gente de la empresa son como mi familia, y si me quedo, les tendré a ellos, a Eduardo, a tí y al niño, a mis futuras cuñadas... Ya he hecho el tonto bastante tiempo —dudó un segundo—. A no ser que te apetezca viajar...


—Tal vez en el futuro —dijo ella, después de sacudir la cabeza—. Por ahora me apetece más quedarme. ¿Qué pasará con Marcos Erickson? Ya le has prometido el puesto.


—Tendrá que aceptar que yo seré el director general de las dos empresas, pero me gustaría que me ayudara a compartir el trabajo.


—Parece que lo tienes todo planeado.


—Sólo en parte —sonrió él—. Pero quiero pasar tiempo contigo y... Si quieres seguir trabajando, a lo mejor te gustaría hacerlo media jornada y en un puesto de gestión... gran parte de tu talento está desperdiciado en el puesto que tienes ahora.


—¿Seguro que no lo dices porque no quieres que trabaje con el atractivo Erickson?


—¿Cómo sabes...? —entonces se dió cuenta de que estaba bromeando.


—Creo que te voy conociendo, Pedro Alfonso—rió ella—. De acuerdo, cambiaré de trabajo si trabajo con el jefe.


—¿Entonces no hay más barreras entre nosotros? ¿Cuánto necesitas esas gafas en realidad?


—No mucho —sonrió ella—. En realidad, casi tuve que convencer al oftalmólogo de que me las pusiera.


—Entonces guárdalas para que te las pueda quitar de vez en cuando solamente.


Paula decidió que le gustaba la idea, y en la misma línea de pensamiento, se soltó las horquillas que le sujetaban el pelo recogido.


—Tal vez debería cortármelo también, pero empiezo a pensar que me gusta mi pelo. A mi madre no le gustaba porque es rizado, pero a mí me parece un poco sensual, ¿No crees?


Él gruñó, cerró los ojos y cuando los abrió parecía hambriento.


—Si quieres cortártelo, adelante, pero a mí me parece bonito y sexy, y no te imaginas el efecto que tiene sobre mí.


—Entonces creo que me lo dejaré largo —sonrió imaginando las muchas maneras que tenía de volverle loco con sus rizos—. Por ahora.


—Y nos casaremos y le daremos muchos bisnietos a Eduardo, ¿De acuerdo?


—Bueno, no sé si estoy preparada ahora mismo para tener un equipo de fútbol, puesto que ya tengo bastantes problemas para mantener mis plantas con vida. ¿Y si no soy buena madre, Pedro?

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