miércoles, 26 de octubre de 2022

Otra Oportunidad: Capítulo 63

 -No sabes lo que dices, Pedro. Y ya hemos hablado este tema antes. No voy a tener una aventura contigo y así añadir mi nombre a la larga lista de mujeres que has conquistado durante los años.


-¡Oye, que la lista no es tan larga! -se enfadó él-. Puede que haya salido con muchas mujeres, pero no tuve aventuras con todas. Y, de todos modos -añadió más calmado-, esto no es sobre sexo. Estoy... Estoy intentando decirte que me he enamorado de tí.


-¡No!


Paula se desprendió de él y en vez de volver a la casa, se internó en el bosque.


-¡Paula, vuelve aquí antes de que te rompas la crisma!


Cuando ella no respondió, Pedro corrió tras ella. Le costó que los ojos se acostumbrasen a la casi total oscuridad y finalmente la divisó contra en tronco de un enorme pino. Tenía la cabeza inclinada y leves temblores le sacudían los hombros.


-¡Paula! -dijo él con un gemido mientras la abrazaba- ¿Por qué has huido? ¿Por qué lloras?


Ella levantó la cabeza e intentó contener las lágrimas.


-Porque pensé... Realmente creía que tú eras la única persona que no me mentiría nunca.


-¡No te he mentido!


-¡Oh, Pedro! -lloró ella-. Sabes que no me quieres. Quieres a las mujeres y el placer que pueden brindarte, eso es todo.


-¡Cielos, Paula! No soy un adolescente. Si solo quisiera el sexo, lo podría conseguir fácilmente. 


Ella se ruborizó, principalmente porque sabía que era verdad.


-Sí, pero por algún motivo, lo quieres conmigo.


-¡Por supuesto que lo quiero contigo! ¡Quiero todo contigo! ¡Ese es el maldito problema! ¡Que no me puedo imaginar mi futuro sin tí!


La idea de que Pedro pudiese amarla, le llenó el corazón de una alegría extraña y agridulce. Sin embargo, no podía permitirse sentir más, esperar más. Si lo hacía, le harían daño una segunda vez.


-Puede que creas que me quieres ahora. Pero no te preocupes, lo superarás. David lo hizo en tiempo récord.


-No me compares con ese malnacido.


Ella sintió que las piernas no la sostenían y la obligaban a agarrarse a los brazos de él.


-¿No comprendes que tengo que hacerlo, Pedro? Tengo que compararlo con cada hombre que conozco. De lo contrario, estaría perdida.


Pedro ya estaba perdido. Se había pasado la semana entera debatiéndose con sus sentimientos por Paula. No quería amarla. No quería que su corazón se ilusionase pensando en una vida con ella, porque sabía que podía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Pero su corazón no había escuchado y ahora tenía que convencerla a ella de que confiara en él lo bastante para amarlo.


-¿Qué vas a hacer, Paula? ¿Pasarte el resto de la vida sola y creer que todos los hombres son como el que te abandonó? 

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