lunes, 10 de octubre de 2022

Otra Oportunidad: Capítulo 28

Pedro colgó el teléfono y lanzó un profundo suspiro. Llevaba dos horas trabajando y había tenido una importante llamada tras otra, de suerte que no había podido dirigirse al laboratorio a ver a Paula. Quizás fuese lo mejor, porque no tenía idea de qué decirle. No estaba seguro de tener que mencionar lo que había sucedido entre los dos la noche anterior. ¡Dios santo! Ninguna mujer lo había encendido nunca como ella. Y no quería ni pensar en lo que habría sucedido si ella no hubiese cortado por lo sano. No podía tener una relación amorosa con Paula. ¡Tenían que trabajar juntos! Iba pensando eso cuando salió de su oficina y se dirigió al laboratorio. Cuando las pisadas resonaron por detrás de su silla, Paula estaba inclinada sobre su trabajo y sumida en sus pensamientos. Ni se molestó en mirar por encima del hombro porque pensó que era uno de los hombres que le llevaba una muestra de tierra.


-Si tienen etiqueta, déjelos allí. Ya los encontraré yo -dijo.


-No soy el recadero.


El sonido de su voz hizo que Paula levantara la cabeza sobresaltada. Era difícil mantener una expresión impasible con el corazón latiéndole como un martillo hidráulico, pero logró hacerlo.


-Buenos días, Pedro. ¿En qué puedo ayudarte?


Él gimió para sus adentros. Ella se comportaba de forma fría y profesional y lo único en lo que él podía pensar era en empujarla sobre la encimera y acariciar cada pulgada de su cuerpo. Bien, si ella podía actuar como si nada hubiese pasado, él también podía hacerlo. Cruzó los brazos sobre el pecho.


-Quizás -dijo-. Necesito saber algo definitivo sobre el pozo cincuenta y cinco. ¿Has podido mirar los datos que te dí ayer?


Ella asintió con la cabeza y se puso de pie. Atravesó la habitación y agarró un sobre de papel marrón de un armario y se lo alcanzó.


-Está todo aquí. He estudiado todo detenidamente y mi consejo es que se olviden de ese pozo.


-¿Que nos olvidemos? ¿Estás loca? ¿Te das cuenta de la cantidad de dinero que Sanders ha invertido en ese pozo? Necesitamos llegar a ese gas y supuestamente eres tú quien sabe cómo hacerlo.


Ella enarcó las cejas y envaró los hombros aún más. Puede que Paula no tuviese seguridad en sí misma como mujer, pero la tenía como geóloga.


-Sé perfectamente la cantidad de dinero que la empresa se ha gastado ya en el cincuenta y cinco. Ya está especificado en el informe. Esa es una de las razones por las que recomiendo que no se perfore en otro ángulo. No hay suficiente gas allí para justificar el gasto.


Pedro oía cada una de sus palabras y aunque una parte de su mente registraba todo lo que ella decía, la otra parte estaba asustada de lo mucho que quería tocarla, besarla.


-Nuestro último geólogo nos aseguró que había abundante gas en esa cadena montañosa.


La sonrisa de ella fue de todo menos cálida. 

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