viernes, 29 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 41

Pero como no había hecho nada con sentido común, tenía la responsabilidad de hacer lo posible por que Paula saliera de allí con lo que quería. ¿Pero se estaba comportando de un modo responsable? ¿Y si Ivi Blake no mordía el anzuelo? En ese caso, ¿Cómo se sentiría ella? Mientras miraba, vió a Iván Blake seduciendo a una chica casi desnuda que acabó sentada encima de él. También vió a una bonita pelirroja mirarlo con expresión posesiva.


—¿Le parece bien la mesa, señor Alfonso?


—Perfecta, Antonio. Por favor, haga que nos, traigan una botella de Bollinger —Pedro se volvió a Paula—. ¿Tienes hambre?


Paula negó con la cabeza.


—En ese caso, Antonio, nada más.


Antonio inclinó la cabeza ligeramente y se marchó. Durante unos momentos, se sentaron y guardaron silencio. Paula tenía los ojos fijos en la ruidosa escena que se desarrollaba al otro extremo de la estancia.


—Ojalá...


—¿Qué?


Paula miró a la mesa.


—Ojalá no hubiera venido. Esto no es para mí.


—Hay que tener cuidado con lo que se desea... Por si acaso se hace realidad.


Paula lo miró furiosa.


—Que yo recuerde, no he deseado venir aquí.


—No en voz alta, pero mentalmente...


—¿Lees la mente? En ese caso, debes saber exactamente lo que estoy pensando ahora. 


La irritación de Paula era resultado de su desilusión, y Pedro lo comprendía. Pero ¿Qué había esperado? ¿Que Ivi Blake soltara el manojo de curvas que tenía en las manos, corriera hacia ella y la estrechara en sus brazos?


—¿Y bien? —insistió ella.


—¿Quieres ir allí y unirte a su fiesta? Como lo conoces y te ha invitado, estaría bien visto.


—¿Crees que se daría cuenta?


—He de reconocer que está algo ocupado en estos momentos.


—Sí, lo está, ¿Verdad?


—Vamos, Paula, toma una copa de champán —dijo Pedro cuando llegóel camarero.


—¿Por qué?


—Porque todo se ve mejor después de una copa de champán.


Pedro le puso una copa en la mano. Quizá el champán la hiciera relajarse un poco y olvidarse de Blake lo suficiente para empezar a divertirse. Y era fundamental que se olvidara de él y que disfrutase si quería hacerse notar.


—¿Por qué demonios habré accedido a venir aquí?


—La fortuna favorece a los atrevidos, Paula —dijo Pedro tocando la copa de ella con la suya—. Dime, ¿Hasta dónde crees que llegaría tu atrevimiento esta noche? 

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