miércoles, 20 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 25

 —Puede que estemos juzgando mal a ese tipo. Anoche hizo que su secretaria llamara a Paula para decirle que se pondría en contacto con ella pronto.


—¿Qué fue la secretaria quien llamó por él? ¿Y cómo se lo ha tomado Paula?


Pedro recordó la palidez del rostro de Paula al enterarse de que Iván no se había molestado en llamarla personalmente. 


—Tienes razón, Marcela, ten unas cajas de pañuelos de papel a mano.


—¿No sería mejor mandarla a casa en el primer tren, Pedro? —sugirió


Marcela examinando el contenido del frigorífico.


—Es posible, pero es la mejor taquimecanógrafa que he tenido en mi vida, incluida Laura. Me vería privado de sus habilidades profesionales...


—¿Qué te propones, ganar el premio de cínico del año?


—No soy cínico, sino realista.


—La realidad duele.


—Cierto. Pero no hay forma de evitarla, y mandar a Paula de vuelta a Newcastle sólo serviría para retrasar lo inevitable. Ahora que sabe lo mucho que vale profesionalmente, si la mandáramos a casa, volvería a Londres en cuanto su prima regresara de vacaciones y se buscaría otro trabajo.



Era viernes cuando Paula tuvo noticias de Iván . Pedro estaba mirando la correspondencia, dándole cartas con breves instrucciones, como «Dile que no me interesa... Arregla una cita con éste... Anota en el diario...», cuando sonó el teléfono. Pedro contestó.


—¿Sí? —tras unos momentos, le dió el auricular a Paula—. Es para tí.


—¿Para mí?


Paula fue a ponerse en pie, el rostro súbitamente animado.


—No te vayas —le dijo Pedro, odiándose a sí mismo por el placer que le dió aplastar las esperanzas de su secretaria—. Es una mujer, así que puedes hablar aquí.


Con desgana, Paula volvió a acomodarse en su asiento.


—Hola, soy Paula —después, escuchó brevemente—. Oh, sí, me encantaría. ¿Estará Iván...? 


Otra pausa.


—Muy bien, allí estaré. ¿Qué debo ponerme...? —pero la persona que había llamado acababa de colgar.


—Era Vanina James, la ayudante de Iván. Él quiere que participe en un nuevo programa de televisión que va a lanzar esta noche. 


—¿Esta noche? No te ha avisado con mucho tiempo, ¿No? ¿Se ha rajado alguien en el último momento?


Paula enrojeció violentamente.


—Va a haber una fiesta después, y estoy invitada.


—Estoy seguro de que te encantará. Y ahora, ¿Te importaría que continuáramos trabajando? —preguntó Pedro con voz de débil aburrimiento.


Durante un momento, vió un brillo profundo en esos ojos marrones y se preguntó si no la habría presionado demasiado. Entonces, Paula dejó el lapicero que tenía en la mano, tomó otro con la punta más afilada y dijo:


—Por supuesto. Lamento que te hayan interrumpido.


Pedro estaba enfadado. Le enfadaba que ese tal Ivi estuviera utilizando a Paula, y también estaba enfadado consigo mismo porque eso le alegraba. Aunque no comprendía por qué le importaba. Excepto que esa ilusión de ella le llegaba al alma, estrujándosela; recordándole que no le quedaba nadie en el mundo en quien él produjera esa sensación. No había nadie en el mundo que se iluminara al pensar en verlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario