lunes, 25 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 33

El estudio empezaba a llenarse de mujeres vestidas para matar que se dirigieron al bar que tenían allí., Una de ellas era Vanina.


—¿No le advertiste a Paula lo que podía pasarle? —dijo Iván a Vanina.


—Naturalmente —mintió ella—. No me debe haber entendido.


Sí, claro que la había entendido, pensó Paula.


—Además, en mi opinión, el resultado ha sido perfecto —continuó Vanina—. El público se ha divertido de lo lindo.


—Bueno, si el público se ha divertido, no se hable más —concedió Paula, apretando los dientes—. Es un programa muy interesante, Iván. Estoy segura de que será un gran éxito.


—¡Te ha gustado! —pero ella no había dicho eso—. ¡Ésta es mi chica! Siempre tan animada.


Iván le puso a Paula un brazo sobre el hombro y se volvió hacia los que empezaban a congregarse a su alrededor para felicitarle por el lanzamiento del nuevo programa


—Eh, escuchadme todos, ésta es Paula Chaves. Sean amables con ella, fue la chica que me ayudó en mi carrera a la fama.


—¿En serio? —dijo Vanina, mientras el resto de los presentes miraban a Paula como si procediera de otro planeta—. Debo haberte entendido mal, Ivi, creí que dijiste que te había acompañado al tren que te trajo a Londres. Alguien debió hacerlo; de lo contrario, no estarías aquí.


De repente, todos se echaron a reír; sobre todo, las esqueléticas mujeres con escotes hasta el ombligo. Pero eso no le molestó a Paula, lo que sí le molestó es que Iván se riera con los demás. Paula se zafó de su brazo.


—Iván, lo siento, pero tengo que marcharme ya.


—¿Que te marchas? —Iván rió como si no la creyera—. No seas tonta. Vanina, ofrécele a Paula una copa.


—Ivi, los coches están llegando, tenemos que irnos ya.


—¿Sí? Oh, en ese caso... Paula, vamos a ir a Spangles...


—Spangles es un club —explicó Vanina, como si Paula fuera una idiota que jamás hubiera oído hablar del establecimiento. 


Y cierto, era una idiota que no había oído hablar de ese sitio, pero debía haber mucha gente más en el país que no supiera dónde iban a tomar copas los famosos.


—Es una pena que no hayas traído otra ropa para cambiarte —dijo Iván en tono ausente, empezando a moverse hacia la mujer que estaba a su lado, una rubia con un vestido que se transparentaba.


—La verdad es que tengo otros planes para esta noche —y no era mentira, tenía un plan... Hacer una muñeca representando a Vanina y cubrirla con alfileres.


Lo que tenía que hacer en ese momento era salir de allí con su orgullo intacto; por eso, le dió un abrazo a Iván, a pesar de que no tenía ninguna gana de abrazarlo, pero lo hizo para que nadie creyera que estaba a punto de estallar de ira.


—Te llamaré un día de estos, Paula —dijo Iván.


—Bien —dijo ella ya en marcha hacia la salida y sin volver la cabeza.


El portero le sonrió cuando salió del edificio.


—Un programa estupendo. Siento que no ganara las vacaciones —le dijo el hombre.


—Me ha faltado poco —respondió Paula con una cínica sonrisa.


—¿Quiere que le busque un taxi, señorita?


Paula recordó las veinte libras que tenía en el bolso. ¿Había sospechado Pedro lo que iba a pasar? No, no podía ser. El portero seguía esperando una respuesta.


—La verdad es que se lo agradecería —contestó ella.


Pero, antes de que el portero pudiera hacerlo, un largo coche negro apareció delante de la entrada y el conductor le abrió la puerta invitando a Paula.


—Pasaba por aquí —dijo Pedro desde el asiento de atrás—. Voy a casa, ¿Quieres que te lleve?


—Quieres ahorrarte las veinte libras del taxi, ¿Verdad? —pero Paula se subió al coche y se sentó a su lado. 

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