viernes, 22 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 30

El conserje del estudio estaba esperando a Paula. La tachó de la lista y la condujo al estudio. Ella había esperado que Iván saliera a su encuentro, pero no estaba allí; sólo había un grupo de personas que iban a participar en el programa y una chica con una tablilla de pinza que dijo llamarse Vanina.


—Voy a llevarlos al estudio y a mostrarles sus asientos. Ivi se acercará a ustedes durante el programa y les hará preguntas. Lo único que tienen que hacer es contestar a lo que les pregunte y, cuando los invite a bajar a la plataforma, le seguís y yo me haré cargo del resto —sonrió brevemente—. Buena suerte. Y ahora síganme. 


La siguieron. Vanina miró su lista y fue colocando a cada uno de los participantes en sus asientos.


—¿Paula Chaves? —miró a Paula—. Eres amiga de Ivi, ¿Verdad?


—Sí.


—Espero que comprendas que no se van a hacer favoritismos.


—Lo comprendo y no esperaba lo contrario.


—Bien —Vanina sonrió—. En ese caso, siéntate aquí. Si pasas la primera ronda, acabarás en el escenario tanto si ganas como si pierdes. Y no olvides sonreír pase lo que pase hasta que Ivi acabe el programa. No te muevas hasta que no cerremos el programa. ¿Has comprendido?


¿Acaso esa chica creía que era idiota?


—No te preocupes, me las arreglaré —contestó Paula.


Vanina asintió y continuó con el siguiente participante; al parecer, sin notar que el velado sarcasmo de Paula.


Poco después empezó el programa y el público estalló en aplausos. Paula había llamado a su madre para decirle que iba a salir en televisión, así tendría algo que contarle a su hermana. Ninguna de las dos dejaba de presumir de sus respectivas hijas. Iván ni siquiera se había fijado en ella, estaba concentrado en las cámaras. Era genial. No había muchos animadores de espectáculos que supieran manejarse tan bien en directo, y Paula se sintió orgullosa de él. Orgullosa y también desconcertada. Ahora, sus rubios cabellos contrastaban con la muy bronceada piel, y las gafas habían sido sustituidas por lentes de contacto. Ese no era el chico que conocía, el chico al que había protegido siempre y al que había tenido que empujar para abrirse camino porque solo no sabía hacerlo.


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