lunes, 25 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 32

Pedro no lo pudo evitar, en el momento en que Marcela se marchó, volvió a encender el televisor. Como había temido, a Paula se le había soltado el pelo de las peinetas en el momento en que empezó el concurso; tenía las mejillas enrojecidas y sonreía sin cesar. Pero sospechó que, por mucho que sonriera, no era así como había esperado pasar el viernes por la tarde. No obstante, había consentido en tomar parte en el programa y lo hizo con aparente entusiasmo hasta que sólo quedaron dos concursantes. Acabó sentado en el borde del sofá cuando Paula y el otro finalista se rifaron dos asientos en el centro del escenario. Los dos asientos tenían toneladas de una sustancia pegajosa en ellos. Sólo uno de los dos concursantes podía ganar el premio. Se debatió entre la esperanza de que Paula no ganara las vacaciones y el horror que le producía verla sometida a la humillación de que la cubriesen en público con aquella pasta pegajosa. El público contó hasta diez en voz alta, Ivi Blake tiró de una enorme palanca. Uno de los concursantes ganó el premio. No fue Paula.


Paula apretó los dientes y continuó sonriendo, se negaba a darle a Vanina la satisfacción de que se le notara lo enfadada que estaba. Por lo tanto, continuó donde estaba, sonriendo como una tonta con aquella pasta verde en el rostro, en el jersey nuevo y en su falda preferida mientras Iván cerraba el programa. Una vez que acabó todo, se prometió a sí misma asesinarlo. Esperó en vano que él se le acercara para disculparse profusamente, pero Iván salió corriendo en busca de uno de los managers porque algo no había salido como él quería. Fue Vanina quien se disculpó.


—Lo siento —dijo Vanina en tono poco convincente.


—¿Podría lavarme en alguna parte? —fue toda la contestación de Paula.


—Naturalmente. Y mándame el recibo del tinte.


Vanina le dió una tarjeta con el nombre y la dirección de la empresa. Producciones Ivi. El pequeño Iván Black había aprendido mucho en la gran ciudad. Bien, ella también podía aprender. Veinte minutos más tarde, con el pelo mojado de la ducha y su ropa en una bolsa, Paula se encaminó hacia la salida enfundada en unos vaqueros que el estudio le había dado, al igual que la parte de arriba de un chándal con el nombre del programa. Fue entonces cuando Iván apareció.


—Paula, lo siento. Ha sido la suerte.


—¿Sí? Bien, si no te molesta, me voy. Tu primera fan no se siente...


—¿Y la fiesta? Tenemos una fiesta ahora y creía que ibas a venir.


—¿Cómo? ¿Así?


—¿No has traído otra ropa para cambiarte? Vanina debería habértelo dicho. 

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