viernes, 8 de julio de 2022

Mi Salvador: Capítulo 70

 —Micaela y yo nos hemos separado.


Paula sintió que se quedaba sin respiración. Sus piernas se quedaban sin fuerza. Pedro era libre y estaba allí. Su cabeza empezó a dar vueltas, en una mezcla de delirio y vértigo.


—¿Cómo? ¿Cuándo ibas a decírmelo? Llevas aquí una hora, Pedro.


En un segundo se acercó a ella y le quitó la copa de la mano.


—Tenía que estar seguro, Paula. Tal y como dejamos las cosas, podías haberme dado esa manta y haberme cerrado la puerta en las narices.


Paula estaba furiosa. La hora que había pasado manteniendo el secreto le resultaba tan larga y dolorosa como las últimas semanas.


—Sigue siendo una opción.


Él se giró en el sofá para mirarla.


—Tu fortaleza me sorprendía. Me hacía sentir como un cobarde por no hablar abiertamente con Micaela. Estaba tan preocupado por no hacerle daño… También estaba haciéndolo por mí. Llevaba mucho tiempo formando parte de mi familia. No podía soportar imaginar la cara de mi familia cuando fuera a casa por Navidad sin ella. Yo era su conexión con ellos, aunque resulta que también era su conexión con alguien más.


—Federico —dijo Paula.


—¿Lo sabías?


—Tenía miedo de que, si te lo decía, pensaras que me estaba interponiendo entre ustedes —dijo y lo miró—. Él la ama.


—Siempre la ha amado —dijo Pedro bajando la cabeza.


¿Sería aquello el final de la relación de Pedro con Federico?


—Tú también. 


Pedro se puso de pie, se acercó a la chimenea y avivó el fuego.


—No como él.


—Tú te casaste con ella —dijo mirándolo fijamente.


—Micaela llevaba con Fede desde que tenía trece años. Al mismo tiempo, yo sentía algo por ella. Era divertida, lista y tan guapa… Me enfadé mucho cuando cortó con ella. Me dió lástima. No me gustó que alguien de mi familia la hiciera sufrir, así que aproveché mi oportunidad — dijo y suspiró antes de continuar—. Empezamos a vernos, luego a salir… Ella seguía viendo a la familia que tanto la quería. Después de varios años nos presionaron para que tomáramos una decisión. La idea de cortar con ella después de tanto tiempo…


—No podías hacerlo.


—Un Alfonso ya le había roto el corazón y no quería ser yo el segundo que lo hiciera. Además, estaba convencido de que la amaba, pero no me paré a pensarlo bien.


—¿No era amor?


—Adoraba a Mica. Es una científica brillante y una mujer maravillosa, pero… Yo era el que ponía toda la pasión en nuestra relación por la euforia de por fin tenerla. No reparé en las señales que indicaban que lo nuestro no funcionaría.


—¿Ella tampoco te amaba?


—Nunca dejó de querer a Fede.


—¿Por qué no hizo nada?


—Ambos nos sentíamos en deuda con el otro. Micaela pensaba que me había usado y que me debía algo. Y yo no tenía nada con qué comparar hasta que conocí a una mujer en mitad de una noche gélida junto a la A-10. 

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