miércoles, 27 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 36

Vió a Pedro llevarse la copa de coñac a los labios.


—¿Y les has dicho cuáles eran esos planes?


—No.


—Hace mucho que no voy a Spangles. Me pregunto si habrá cambiado —Paula no dijo nada; en realidad, no había esperado que dijese nada—. Esta misma tarde estaba pensando que hace mucho que no salgo, y debería hacerlo.


Pedro abrió otra botella de coñac y la repartió en las dos copas.


—Y bailar es un buen ejercicio para mí. El médico me lo ha dicho — tragó más coñac—. ¿Cuánto tardarías en cambiarte, Paula? 


—¿En cambiarme?


—Sí, en ponerte algo más apropiado para ir a un club por la noche.


—Oh, no, Pedro. No puedo... —Pedro no respondió se limitó a observarla pensativamente, preguntándose cómo se vería con un escote hasta la cintura. Pronto descubrió que la imaginación la tenía intacta y que la libido empezaba a funcionarle de nuevo y a toda rapidez—. Además, no tengo un vestido que se aproxime en lo más mínimo a lo que esas mujeres llevaban esta noche, Pedro.


—Yo tengo una habitación llena de vestidos —al momento, Pedro se dió cuenta de lo que acababa de decir.


Nadie había tocado la ropa de Mariana desde su fallecimiento. Pero Mariana habría sido la primera en ofrecérselo a Paula... El coche se detuvo delante de la puerta de la verja.


—Espere aquí —le dijo Pedro al conductor—. Le necesitaré el resto de la noche. Vamos, Paula, esta noche vas a poner a Vanina en su sitio.


—No puedo. No puedes...


—Puedo y quiero. Y tú también.


Agarrándola de la muñeca, la condujo hasta la casa y la llevó al primer piso.


—¡Pedro! —pero las protestas no le sirvieron de nada, él no la soltó hasta entrar en una de las habitaciones.


No era la habitación de Pedro, como Paula había temido, sino un enorme cuarto de vestir. La cómoda estaba repleta de caros artículos de maquillaje, cepillos de plata y peines. Pedro cruzó la habitación, abrió una puerta y, durante un momento, contempló el cuarto de baño dorado. Volvió la cabeza y la sorprendió mirándolo todo con asombro.


—Todo está en orden, incluso hay toallas en el baño.


Sin perder tiempo, Pedro se acercó a los armarios empotrados y abrió varias puertas, revelando una maravillosa colección de preciosos vestidos, todos de diseño exclusivo de diferentes partes del mundo.


—Ésta era la habitación de mi esposa —dijo ella, no era una pregunta—. Éstas eran sus ropas.


—Sí. ¿Te hace sentirte incómoda? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario