lunes, 18 de julio de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 17

 —Y luego, vuelve aquí con la agenda —añadió Pedro antes de que llegara a la puerta—. Quiero organizar el trabajo de mañana por la mañana para que sepas qué tienes que hacer, porque voy a salir y no volveré hasta el mediodía...


Paula, deteniéndose, se volvió y lo miró con el corazón encogido. No tenía sentido retrasar el momento.


—Lo siento, pero dudo mucho que esté aquí mañana por la mañana, Pedro.


Pedro la miró con incredulidad.


—¿Que dudas estar aquí mañana? Claro que vas a estar aquí. ¿Es que Luciana no te ha dicho que, por lo menos, voy a necesitarte un par desemanas? Y puede que más.


—Sí, me lo ha dicho. Pero tenías razón, mi prima está de vacaciones, en Florida, y no tengo sitio donde hospedarme.


—Ése no es motivo para que vuelvas a... —Pedro se interrumpió, —no recordaba exactamente de dónde había dicho Paula que venía.


—El norte de Watford —le recordó ella.


—Sí, de un sitio del que nadie ha oído hablar —añadió él con ánimo de venganza—. En fin, no creo que tu prima vaya a pasarse el resto de la vida de vacaciones.


—Hasta fin de mes.


—Exactamente. Dos semanas más. Hasta entonces, podrás quedarte en un hotel.


¿Así, sin más?


—Estoy segura de que intenta ayudarme, señor Alfonso, pero...


—Pedro y de tú —le recordó él.


—Pedro —respondió ella algo incómoda. Jamás había llamado a un jefe por el nombre de pila y de tú—. Llevo realizando trabajo temporal desde noviembre y, en caso de que no lo hayas notado, acaban de pasar las navidades. He tenido que pagar el tren y...


—En otras palabras, ¿Que no sea tan imbécil?


—Yo no he dicho eso...


—Pero lo has pensado y tienes razón. De todos modos puedes estar segura de que no vas a ir a ninguna parte, Paula. Durante las dos últimas semanas, eres la primera chica que ha pisado este despacho y que es casi tan profesional como Laura —Pedro notó que fruncía el ceño—. Mi secretaria. Está cuidando a su madre que está enferma.


—Sí, algo me ha dicho la señora Garland al respecto.


—¿En serio no tienes ningún otro sitio donde hospedarte en Londres?


—Podría considerar algún banco en un parque. También está el puente de Waterloo...


—¡Déjate de tonterías, estoy hablando en serio! —le interrumpió élirritado.


Tenía que haber una solución. Llamaría a Luciana; después de haberle encontrado la secretaria perfecta, no le quedaba duda de que su hermana haría cualquier cosa por ayudarle a conservarla.


—Siéntate.


—¿Y el informe?


Pedro no contestó. Se limitó a clavarle los ojos y a esperar a que lo obedeciera. Paula volvió a la silla delante del escritorio y se sentó sin añadir palabra. Él descolgó el teléfono y marcó un número.


—¿Luciana? Necesito otro favor.


—Por favor, no me digas que has conseguido espantar a la pobre chica. Te advertí que...


—La «Pobre chica» no necesita tu compasión en absoluto. Lo que necesita es un techo para pasar las dos próximas semanas.


—¿Y qué?


—¿Es que no puedes buscarle un sitio?


—Tengo una agencia de empleo, querido, no una agencia de alquileres inmobiliarios —Pedro esperó—. No comprendo por qué recurres a mí para esto. 

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