viernes, 20 de noviembre de 2020

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 3

 -Sí, bueno... -vaciló Miguel sacando una pipa del bolsillo y dándole golpes contra la palma de la mano. No tenía tabaco. Su mujer lo había convencido de que fumar era malo-. Hay un chico que...


-¿Es un empleado alto y grande?


-Pues... no, ninguna de las dos cosas -respondió Miguel sobresaltado ante la pregunta-. Es de una empresa a la que hemos contratado, no es empleado nuestro. Y, la verdad, no es muy alto. Debe medir metro setenta y nueve o metro ochenta, diría yo.


-Entonces, ¿No es un empleado? -volvió a preguntar Paula aliviada.


-¿Qué tienen de malo los empleados? -sonrió su padre.


-Pues que tienen esa tendencia a.... repetir todo lo que oyen en las oficinas de Chaves.


-Ah, ¿Hacía eso David?


-Bueno, esa era una de las pegas.


-¿Y otra era ser demasiado alto?


-Sí, esa era otra -admitió Paula retirándose el pelo de la cara.


-Entonces este chico es justo lo que necesitas -rió su padre-. Es exactamente lo que necesita nuestra empresa de construcción, pero no tenemos dinero para pagarlo: un- genio de la informática. Y no te creas que hay muchos. Por eso lo hemos contratado, para que solucione nuestro problema, y te aseguro que no sale barato.


-Seguro que podrías encontrar a una mujer que resolviera el problema igual de bien -soltó Paula-. ¿Es que siempre tiene que hacerlo todo un hombre?


-No, pero a este chico lo conocemos, y tu hermano Gonzalo confía en él.


-Bien... ¿Y qué?


-Pues que el chico tiene un problema muy particular. Su hermana tiene dos hijos, un niño y una niña, y resulta que ella y su marido tuvieron un accidente de tráfico. Ya están mejor, pero necesitan tiempo para recuperarse. Y no tienen quien les cuide a los niños.


-¿Y? 


-Y nosotros necesitamos a ese experto en informática, pero él dice que no puede trabajar porque tiene que ocuparse de los niños. Dice que el único modo de cumplir su contrato con nosotros es consiguiendo a una mujer buena y fiable, a una...


-¿Niñera? -lo interrumpió Paula.


-Ama de llaves -la corrigió su padre-. Para un par de meses, quizá tres. Dos niños, los dos muy pequeños. Casi bebés, supongo. Viven cerca de la carretera, como a kilómetro y medio de Taunton.


-¿Y crees que podría traerme aquí a los niños?


-No, él dice que no. Los niños están viviendo en su casa desde el accidente, y no quiere trasladarlos. La madre está hospitalizada, y creo que la cosa va para largo. Incluso está preocupado de que la niña se olvide de su madre. Bueno, ¿Que te parece?


Paula dió vueltas a la idea. Una familia. Con dos niños. Y un adulto que probablemente trabajara en Boston. Podía llevarse a su perro por si acaso, y conducir hasta... 


-Por supuesto, él espera que vivas en su casa -añadió su padre interrumpiendo sus pensamientos.


-Hija, no hace falta que trabajes -intervino entonces Alejandra-. Tu parte de los dividendos de la Chaves Incorporated es suficiente para...


-Para mantener a una flota, ya lo sé, pero si no hago algo me voy a volver loca -aseguró Paula desesperada.


-Empiezas mañana -dijo su padre volviendo al periódico.


-¡Espera un momento! Querrás decir pasado mañana -aseguró Alejandra resuelta-. Estamos hablando de mi hijita pequeña. Mañana mismo iré a ver quién es ese joven.


-¡Gonzalo es tu hijito pequeño, es dos años más pequeño que yo! - exclamó Paula de inmediato, sintiendo la necesidad de luchar.


Alejandra dejó la labor y se quedó mirando a su hija.


-Gonzalo es más alto que tu padre, y lleva dos años dirigiendo la Chaves Incorporated. Tú eres mi hijita pequeña.


-Sí, mami. 

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