viernes, 13 de noviembre de 2020

Otra Oportunidad: Capítulo 60

Continuó la degustación, pero a él le costaba concentrarse. Solo quería mirar a Paula y besarla de nuevo. Cuando terminaron, los participantes comentaron lo que les había parecido.  Pedro le frotó la espalda.


 –¿Te ha gustado la experiencia?

 

–¿Qué estamos haciendo? –le preguntó Paula en voz baja.

 

–Una cata de chocolate.

 

–No me refiero a esto. Es que... Estás actuando como si estuviéramos...

 

–¿Casados? Recuerda que es así –le dijo él.


 –Por ahora. Pero nos estamos comportando como una pareja. No me quejo, me gusta. Pero seguro que tus amigos lo han notado. ¿Qué van a pensar?


 –No me importa lo que piensen, Paula.

 

–Pero les hablaste de nuestra situación, ¿No?

 

–Sí, saben que ya he comenzado los trámites para el divorcio.

 

Vió que Paula palidecía, casi como si lo oyera por primera vez, como si no le gustara la idea, como si tuviera dudas... En un instante, los sueños y los planes que había tenido con ella y que se había esforzado por enterrar subieron a la superficie. El corazón le latía con fuerza en el pecho.

 

–Todavía quieres el divorcio, ¿No?


Se arrepintió de habérselo preguntado en cuanto lo dijo. Temía oír la respuesta. No quería que le dijera que sí, que quería divorciarse. Sabía que no tenía sentido. Ella tenía su vida en Bellingham y él, en Hood Hamlet. El divorcio era la mejor opción, la única. Pero Paula estaba tardando mucho en responder. Demasiado. Pedro se levantó, disgustado consigo mismo por pensar que podrían tener una oportunidad.

 

–Voy a comprar chocolate mientras piensas en ello –le dijo a Paula.


 «Todavía quieres el divorcio, ¿No?», se repitió Paula en la cabeza.  Si tomaba ese día como referencia para el futuro, la respuesta era negativa, no quería divorciarse de Pedro. Pero sabía que un día no era suficiente. Tampoco lo eran dos, el tiempo que habían pasado juntos antes de casarse en Las Vegas. Además, aunque las cosas les fueran bien al principio, creía que él se cansaría de ella tarde o temprano y la dejaría de nuevo. Se dió cuenta de que tenía que salir de Hood Hamlet cuanto antes.

 

–Me ha encantado verte con Pedro aquí –le dijo Leticia acercándose a la mesa.

 

–Tienes muy buen aspecto –añadió Nadia.

 

–Gracias –respondió con sinceridad–. El médico está contento con mi mejora.

 

–Y parece que él también está muy feliz –le dijo Leticia con un guiño.

 

–Se los ve muy bien juntos –comentó Nadia–. Parece que tu cuerpo no es lo único que se está curando, también su relación.

 

No sabía qué decir. Esas mujeres eran muy amables con ella y no quería mentirles, pero...


 –Puede suceder cualquier cosa, nunca se sabe –les dijo de manera enigmática.


Miró de reojo a Pedro, quería irse y que no le hicieran más preguntas, pero estaba enfrascado en una conversación con Javier, Sergio y Diego. Unos minutos después, volvió a su lado con una bolsa.


 –Tengo el chocolate –le dijo Pedro.

 

–No sé si tienen planes para esta noche, pero nos encantaría que se unieran a nosotros –les dijo Nadia–. Javier y Leticia van a venir con Camila, así que no haré nada especial, solo lasaña, que les gusta a los niños.

 

–A Paula le encanta la lasaña –respondió Pedro.


Le conmovió que lo recordara, pero no estaba de humor para salir esa noche.

 

–Yo llevaré el postre –anunció Leticia.

 

Pedro miró a Paula.

 

–¿Qué te parece?


No quería ser la que tomara la decisión. No le apetecía ir, pero no quería ofender a Nadia.

 

–Me parece estupendo –les dijo Paula con una sonrisa falsa.

 

Tenía la sensación de que iba a ser una noche muy larga, pero al menos no iba a tener que pasarla a solas con Pedro. 

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