lunes, 16 de noviembre de 2020

Otra Oportunidad: Capítulo 65

Pero no quería estar sola esa noche.


 –¿Te vas a quedar a mi lado, por favor?

 

–¿Que si me voy a quedar? No podrías echarme de tu lado aunque quisieras. Aunque no puedo prometer que no me meta bajo las sábanas si tengo frío.

 

–Puedes hacerlo ahora si quieres.

 

–No, mejor no. No pongas a prueba mi autocontrol –le dijo mientras le daba un beso en la frente–. Dulces sueños, Chica Volcán.


Entre sus brazos, sabía que sus sueños iban a ser muy dulces. Y quizás tuviera también alguno subido de tono. De momento, no podía dejar de pensar en la conversación que habían tenido.



Al día siguiente, Pedro guardó los platos mientras Paula miraba los datos más recientes del monte Baker. No podía dejar de pensar en todo lo que ella le había dicho la noche anterior. Le parecía increíble que hubieran estado casados y supieran tan poco el uno del otro. Le había dolido ver cuánto había sufrido, pero era bueno saberlo para poder ayudarla. Creía que a lo mejor le convenía hacer algún tipo de terapia para superarlo. De momento, él solo podía esperar la decisión de ella y soñar con su futuro.



Los dos días siguientes pasaron muy rápidamente. Demasiado rápido para Paula. No sabía qué decirle a Pedro. Afortunadamente, había estado trabajando y apenas se habían visto, pero no podía posponerlo mucho más.  Los rayos de sol de la mañana se colaban por la ventana de la cocina. Se preparó una taza de manzanilla. Él estaba sentado a la mesa de la cocina leyendo el periódico.

 

–¿Quieres algo de beber? –le preguntó ella.


 –No, gracias –repuso él–. Daniel nos ha invitado a una barbacoa mañana y le he dicho que iremos.

 

Sonó en ese momento su teléfono móvil. Tenía un mensaje de texto. 


–Debe de ser Andrés –le dijo ella.

 

–Si quiere que vuelvas, dile que sigues recuperándote.

 

–Pero ahora ya puedo valerme por mí misma...

 

–¿Estás lista para volver?

 

–No –le confesó ella.


Su móvil sonó de nuevo. Supuso que era Andrés otra vez, pero le parecía muy raro. Tomó el móvil y vió las palabras Explosión de vapor en la pantalla. El corazón comenzó a latirle con fuerza en el pecho y le costaba respirar.


 –¿Qué ha pasado? –le dijo en cuanto su jefe descolgó. 


Al ver la expresión de Sarah mientras hablaba con su jefe, Cullen adivinó lo que pasaba. Había llegado el momento de que se fuera.

 

–Ha habido otra explosión de vapor esta mañana –le dijo Paula cuando colgó–. Andrés me necesita allí. Ahora mismo –agregó mientras empezaba a recoger sus papeles y carpetas.


Su móvil vibró en ese preciso instante. Lo sacó del bolsillo para apagarlo, pero se detuvo al ver lo que ponía en la pantalla. Tenían que salir a una misión de rescate.


 –¡No me lo creo! –exclamó.

 

–¿Qué?

 

–Se han perdido unos escaladores en la montaña.


Tenía que subir con su equipo de rescate, pero Paula también lo necesitaba. El médico y el socorrista de montaña querían salir y formar parte de la misión, pero el marido quería estar con su esposa porque temía no tener mucho más tiempo con ella.


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