viernes, 27 de noviembre de 2020

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 16

 -¿Y tu hermano se llevaba las culpas?


-Se lo merecía -contestó Paula poniéndose en pie-. Todas y cada una de las regañinas.


-¡Ah! ¿Y por qué?


-Tú no comprendes. Él creció...


-¿Demasiado, quizá?


-¡No te atrevas a reírte! ¡No te atrevas!


-¿Celosa?


-¡Aahg! -lo amenazó Paula con un puño-. Jamás comprenderás. Nunca. Todas mis hermanas crecieron, se marcharon y se casaron dejándome sola con Gonzalo.


-¿Y tu padre y tu madre?


-Papá siempre estaba fuera y mamá... siempre estaba ocupada con Gonzalo. Él era el pequeño, siempre estaba metiéndose en problemas.


-Instigado por tí, ¿No?


-Oh, cállate -el teléfono sonó. Paula alargó un brazo y contestó-: ¿Sí?


-¿Paula? -preguntó una voz al otro lado.


-¡Oh, Gonzalo! ¡Cuánto me alegro de oírte! ¡No tienes ni idea de...! 


-Solo tengo un minuto, cariño. Quería decirte que no puedes dejar el trabajo. Esta tarde Alfonso ha resuelto milagrosamente nuestro primer problema, es el mejor trabajo que haya visto nunca. Tres o cuatro semanas más y entraremos en la nueva era de la construcción. Te quiero, gracias.


El ruido de un enorme beso viajó a través de la línea, y segundos después se cortó la comunicación. Paula se quedó inmóvil, con el aparato en la mano. ¿Que siguiera así? ¿Tres o cuatro semanas más? Una lágrima asomó a sus ojos. Se la enjugó con la mano.


-¿Tu hermano mayor? El hombre que...


-¡Oh, cállate! -musitó Paula-. Sí, era mi hermano mayor, y como no te calles voy a llamarlo para que venga y te...


-¿Dé una lección?


Paula miró el auricular. Temblaba en sus manos.


-No necesito a mi hermano mayor para darte una lección, puedo hacerlo yo sola.


-Ah, ¿Sí?


-Sí.


Paula comenzó a avanzar hacia él, y él a dar pasos atrás. Estuvo a punto de tropezar con Luca. El perro ladró y se metió detrás del sofá. Pedro siguió caminando hacia atrás hasta llegar a un rincón y levantó ambas manos en un gesto defensivo. Hope apretó los puños.


-Ahora despacio -dijo él riendo-. Mañana tengo que trabajar, y no creo que a tu hermano le gustara que me hirieras.


-Te voy a... te voy a... -Paula temblaba de rabia. Su enorme sonrisa la ponía enferma-. Te voy a dar una lección.


Paula lanzó el puño derecho, pero él esquivó el golpe y rió más fuerte. Le daría una lección. No podía marcharse, Gonzalo necesitaba que se quedara. Su madre se sentiría decepcionada, y su padre... ¡Oh, Diossss! Pero iba a darle una lección, se prometió Hope en silencio, mirándolo a través del velo de sus largos cabellos rubios. Las puntas de los zapatos de ambos se tocaban, él se estaba riendo. Ella dió un grito de rabia y se arrojó sobre él enrollando las piernas en sus rodillas y acallando sus risas con los labios, apretándolos fuertemente contra los de él. De pronto la risa cesó. 

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