viernes, 13 de noviembre de 2020

Otra Oportunidad: Capítulo 57

 Paula se quedó sin aliento y su corazón comenzó a galopar en su pecho.

 

–No pierdas tu tiempo libre conmigo –le dijo ella.

 

–No lo pierdo contigo, es que prefiero disfrutarlo a tu lado.

 

Sus palabras consiguieron que se derritiera.

 

–¿Qué te parece si vamos a dar un paseo por la calle principal?

 

La tentación era demasiado grande. Quería pasar tiempo con él, aunque sabía que no era buena idea. Cabía la posibilidad de que lo lamentara después, pero ya no le importaba.


 –Me encanta la idea.


Mientras Pedro estuviera con ella, estaba dispuesto a todo. Media hora más tarde, él paseaba por la calle principal de Hood Hamlet con Paula a su lado. Ella iba mirando con interés todas las tiendas y casas que pasaban. Tenía las mejillas sonrojadas por el frío y estaba muy guapa. 


–Esto era justo lo que necesitaba –le dijo Paula.

 

Había estado contando las horas y los minutos para poder estar con ella y no pasaba un momento sin que pensara en esa mujer.

 

–Tengo una sorpresa para tí –le anunció él.

 

–¡Me encantan las sorpresas!

 

Le gustó verla tan entusiasmada. Le había dolido que el trabajo fuera un motivo más de frustración para ella y se había sentido como si la hubiera fallado de alguna manera.


 –Esto te va a gustar mucho, ya verás –le dijo.

 

Vió a unos amigos que los saludaron desde el otro lado de la calle.

 

–¿Estás pensando en quedarte en Hood Hamlet de manera permanente? –le preguntó Paula.


 –Sí. Mi contrato de alquiler vence el próximo mes. Podría firmar otro de un año o pagarlo mes a mes, pero la verdad es que estoy pensando en comprarme una casa.

 

–Es un gran paso.


Paula tenía razón, pero ser propietario de una casa siempre había sido parte de su plan. Igual que lo era el tener una esposa e hijos.


 –La verdad es que me gusta mucho vivir aquí. Pero es algo que tengo que meditar mucho.

 

–Bueno, no te duermas. ¿Y si pierdes la casa perfecta?

 

Había pensado también que Paula era la mujer perfecta, pero había sido un error.

 

–Si pierdo una oportunidad, esperaré a que surja otra –le dijo él.

 

Paula lo miró a los ojos.


 –Somos muy diferentes.

 

–Sí, pero tuvimos buenos momentos juntos a pesar de nuestras diferencias.

 

–Más buenos que malos –respondió Paula.


Si eso era lo que pensaba, no entendía por qué le había pedido el divorcio. Llegó a la conclusión de que lo había hecho porque no lo amaba. Aunque Paula le había dicho que lo hacía porque él se merecía algo mejor, otra mujer que pudiera darle todo lo que quería. Pasaron al lado de una pastelería, olía fenomenal.

 

–No me extraña que sean todos tan activos y deportistas. Lo necesitan para quemar calorías después de pecar con la comida tan rica que tienen por aquí.


 –Has descubierto mi motivación –le dijo Pedro–. Así puedo comer sin sentimiento de culpa.

 

–¿Cuándo te has sentido tú culpable por comer?


 –Por ejemplo en el hospital, cuando tú no podías –admitió él.

 

La mirada de Paula se suavizó como si le hubiera emocionado saberlo.

 

–¿Y tú? ¿Sabes dónde te gustaría instalarte para vivir?

 

–La verdad es que no me lo he planteado. No sé si llegaré a sentar la cabeza.

 

No le extrañó, siempre le había gustado viajar.

 

–¿Cuánto tiempo vas a estar en el instituto?

 

–No sé, ahora con el accidente ha cambiado todo, pero creo que solo queda presupuesto para unos meses más. Después, tendré que buscar un nuevo trabajo. Estoy pensando en solicitar uno en el Proyecto Volcánico Global. 

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