viernes, 11 de septiembre de 2020

Culpable: Capítulo 64

 Paula apartó la mano y la entrelazó con la otra antes de colocarse ambas sobre el regazo. Aquello era lo que había deseado desde hacía tanto tiempo y por lo que había luchado. Sin embargo, en vez de euforia, sentía una extraña sensación. Todo había resultado demasiado... fácil.


–Entonces, ¿Tú utilizaste tus recursos y así, como por arte de magia, se ha revelado toda la verdad? –le preguntó sin poder ocultar su amargura–. Ojalá hubiera hecho eso la policía... Cinco años de mi vida perdidos. Cinco años en el infierno –añadió llena de frustración.


–Tienes razón. Jamás debería haber sido así. ¿Me podrás perdonar?


Ella frunció el ceño.


–¿Perdonarte? Estoy hablando sobre el modo en el que los investigadores se aferraron a las pruebas de Bruno sin querer oír nada en su contra porque él era uno de los suyos. Un ex policía.


–Si yo me hubiera tomado el tiempo necesario para escucharte en vez de dar por sentada tu culpabilidad, todo habría sido diferente – comentó él apesadumbrado.


–No tienes por qué hablar así –dijo ella–. Eres el que está demostrando mi inocencia.


–Sí, pero demasiado tarde. Debería...


–No, Pedro. Me hizo mucho daño que me ignoraras entonces, pero no tuvo efecto alguno en el resultado del juicio. Me dolió, pero nada más. No creo que nadie pudiera culparte por haber dudado de mí con las pruebas que se presentaron.


Durante un instante, Pedro la miró fijamente.


–Eres toda una mujer, Paula. Gracias.


Ella sonrió, pero no lo hizo de corazón. Se aseguró que aquel era el comienzo de su nueva vida, el comienzo que había deseado desde hacía tanto tiempo, pero le entristecía que su padre no hubiera visto cómo se demostraba su inocencia. Además, no le gustaba lo que significaba para Pedro y para ella. Se frotó la frente y trató de aliviar el dolor que estaba empezando a sentir allí.


–Paula, ¿Te encuentras bien?


–Por supuesto. Simplemente, estoy... atónita. Estoy tardando un rato en procesar todo lo ocurrido.


¿Sería posible que estuviera embarazada? ¿Era eso lo que le provocaba náuseas y lo que provocaba su nostalgia en vez de sentirse plenamente feliz por aquella noticia? Ciertamente, existía aquella posibilidad. Sentía alegría y el miedo a la vez ante la posibilidad de estar embarazada de Pedro. A pesar de lo que él le había asegurado, sabía que no se sentiría muy feliz. La noche anterior le había resultado evidente que ella no pertenecía a su mundo. Se había mostrado tremendamente entusiasta sobre la ópera a la que habían asistido a pesar de que el resto de los espectadores tan solo habían expresado una cortés apreciación. Eso evidenciaba que ella no pertenecía a su círculo.


–No importa, Paula –le dijo él–. Hemos conseguido lo que estábamos buscando. Ahora, todo ha terminado. 

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