miércoles, 2 de septiembre de 2020

Culpable: Capítulo 42

 Cuando todos regresaron junto a Giuliana, ella se quedó en brazos de Pedro. Estaba demasiado agotada y demasiado aturdida como para poder moverse. Una sonrisa se le dibujó en el rostro al tiempo que las lágrimas le caían por las mejillas. No comprendía por qué lloraba, pero no podía evitarlo. Pedro la estrechó con más fuerza entre sus brazos.


–Tranquila, Paula. Te llevaremos a casa muy pronto.


¿A casa? Ella no tenía casa. No pertenecía a ningún sitio. Parpadeó y vió que Pedro la miraba sin arrogancia, sin altivez y sin acusación alguna en el rostro. Se echó a temblar al darse cuenta lo indefensa que estaba en aquellos minutos contra él.


–Gracias por salvar a Giuliana, Paula –susurró él mientras le secaba las lágrimas con el pulgar. Nunca antes lo había visto tan serio–. Arriesgaste tu vida por ella.


–Cualquiera lo habría hecho...


–No. Cualquiera no. Muchos no se habrían atrevido. Si no hubiera sido por tí, no quiero ni pensar en el tiempo que habría pasado hasta que la hubiéramos sacado de ahí –musitó, acariciándole de nuevo la mejilla con los dedos–. Estaba equivocado sobre tí. No eres la mujer que pensaba. Te ruego que me perdones por lo que te dije esta mañana. ¿Podrás hacerlo?


Sin poderse creer lo que estaba escuchando, Paula asintió. Entonces, vió asombrada cómo él bajaba la cabeza. Sus miradas se cruzaron, sus alientos se mezclaron y algo parecido a la felicidad brotó en el corazón de ella. Él la besó suave, tiernamente, con una reverencia que le llenó a ella el corazón de gozo y alivió completamente su alma.




Pedro se mesó el cabello con frustración mientras escuchaba a su cuñada. Ella era su familia y, por el bien de su sobrino, la toleraba.


–Sí, Paula está aquí. Es mejor que se quede aquí lejos de la prensa que venda su historia. ¿No es eso lo que querías?


Se apartó el teléfono de la oreja mientras Vanesa lanzaba un torrente de objeciones. Su cuñada ya se había enterado de que él había rescatado a Paula de los periodistas y quería saber por qué seguía con él. Como si él tuviera que explicarle nada... Además, se había metido en aquella situación tan solo porque ella se lo había pedido, aunque todo había dejado de ser una simple negociación para convertirse en algo mucho más personal. Se frotó la mandíbula y decidió que Paula y él tenían un asunto inacabado entre manos. Un asunto que había retrasado y que no tenía nada que ver con Luca, ni con Vanesa ni con la prensa.


–Tranquilízate, Vanesa, y escúchame... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario