viernes, 11 de septiembre de 2020

Culpable: Capítulo 63

 Las noticias llegaron mientras estaban desayunando. Paula se estaba tomando un plato de fruta cuando oyó que Pedro se ponía a hablar por teléfono. Levantó la mirada cuando él entró en el comedor.


–Entiendo –decía él a su interlocutor al otro lado de la línea–. ¿Y cuándo ha ocurrido eso? –añadió, tras una pausa–. Muy bien hecho.


Pedro cortó la comunicación y se sentó frente a ella con un aspecto muy pagado de sí mismo. 


–¿Qué es lo que ha ocurrido? –preguntó ella–. ¿De qué se trata?


–Acabo de recibir una excelente noticia. La mejor. La policía acaba de detener a Bruno Scarlatti para interrogarlo a la luz de las nuevas pruebas. Van a revisar la investigación de la muerte de Luca.


–¿Nuevas pruebas? –repitió ella. El corazón le latía a toda velocidad.


–Sí. ¿Recuerdas que Scarlatti tenía una coartada para la hora de la muerte de Luca? ¿Un colega que afirmaba haber estado con él en el otro lado del palazzo?


–¿Cómo podría olvidarlo?


–Pues ahora, ese hombre ha dicho que se equivocó en la hora. Estuvo con Bruno Scarlatti quince minutos antes de la hora del fallecimiento de Luca. Hasta ahora, solo había pruebas forenses que demostraban que Bruno había estado en tu dormitorio, pero solo tu testimonio indicaba que él había estado allí antes de que Sandro muriera, y no solo más tarde.


–¿Ese testigo admite que mintió?


Pedro se encogió de hombros.


–Era muy joven entonces. Bruno era su mentor y su amigo. Pensaba que le estaba haciendo un favor al darle una coartada para un delito que estaba seguro de que Bruno no había cometido. Cuando Adrián le localizó, le contó la lista de delitos que Bruno ha cometido desde entonces.


–¿Está fichado?


–Tiene una condena por agresión y una larga lista de denuncias. Además de un despido por comportamiento cuestionable.


Paula se reclinó sobre la silla y pensó en las implicaciones de todo aquello.


–Lo has conseguido...


–No ha sido nada. Simplemente contaba con los recursos necesarios para descubrir la verdad.


–Eso es mucho más de lo que nadie ha hecho por mí.


–Pero yo sabía la verdad. Eso me facilitó la tarea –afirmó.


Extendió la mano y tomó la de ella. Sentía la satisfacción de un hombre que había hecho justicia, a pesar de haber tardado. Había restaurado el honor familiar resolviendo la injusticia que se había cometido en su nombre. 

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