miércoles, 23 de septiembre de 2020

Bailarina: Capítulo 17

 Paula sentía que la cabeza le daba vueltas. ¡Acababa de saltar de un helicóptero y sobre Pedro Alfonso! Él se había puesto de pie y le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse mientras se reía. Ella la aceptó sin dudarlo. No estaba segura de sí aquello era mejor o peor que el sueño que había tenido, en el que se quedaba atrapada en una isla con la única compañía del equipo de Fearless Pedro.  Una enorme gota de agua cayó sobre su cabeza, pero ella solo podía sentir el calor de la mano de Pedro. No podía dejar de mirarlo. Estaba a miles de kilómetros de distancia de su vida habitual y Pedro Alfonso le estaba agarrando la mano mientras le hablaba con su bonito acento escocés. Lo único que deseaba era contemplar sus atractivos ojos marrones y… Uy. Había dejado de hablar y la miraba con el ceño fruncido. ¿Por qué? Se percató de que él estaba tirando de ella y de que debía levantarse. Se puso en pie y se quedó parada delante de él. Durante unos segundos, nadie  se movió. Ni siquiera el chico de la cámara. Ella había hecho lo que él quería que hiciera, ¿no? Entonces, ¿por qué la miraba como si fuera un extraterrestre? Lo malo de que no pudiera dejar de mirarlo era que tampoco podía ocultar las emociones que la invadían por dentro. Desconcierto. Preocupación. Incertidumbre. Y puesto que él tampoco dejaba de mirarla fijamente, suponía que él estaba sintiendo lo mismo que ella.«Basta, Paula. Mantén la compostura. Sabes cómo hacerlo, ¿No? Debería salirte de manera natural, igual que las posturas de ballet». Apartó la mirada de Pedro y se fijó en el mar y en cómo se alejaba el helicóptero.


—Muy bien —dijo Pedro—. Será mejor que empecemos a preparar un refugio antes de que anochezca, o pasaremos la noche más horrible del planeta. 


Ella se volvió y vió que él se dirigía hacia la espesa vegetación de la isla. Sin embargo, el chico de la cámara no se movió y continuó enfocando a Paula con la cámara. Ella se había olvidado de que habría más gente en el equipo cuando habló con el productor y accedió a hacer el programa. En la televisión, parecía que Pedro estaba solo en los lugares exóticos que exploraba. Y eso era lo que ella iba buscando cuando salió del estudio de baile y sacó el teléfono para aceptar la oportunidad de correr su propia aventura con Fearless Pedro. Sintió otra gota de agua sobre la cabeza. Miró de nuevo hacia la cámara y vió que el chico seguía inmóvil, sin hacer ni decir nada. ¿En qué clase de aventura se había metido exactamente?


—Vamos, Diego —gritó Pedro desde debajo de una palmera mientras empezaba a llover con más intensidad.


Diego ajustó el objetivo de la cámara para grabar cómo Paula comenzaba a mojarse.


—¡Ese no es mi trabajo, amigo! —gritó—. Yo estoy aquí para grabar cómo ustedes dos se las arreglan para luchar contra los elementos. 

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