miércoles, 9 de septiembre de 2020

Culpable: Capítulo 60

 Paula miró a Pedro para que él le explicara aquello, pero él permaneció impasible.


–Jamás me gustó, ¿Sabes? Era demasiado pegajoso, pero nunca pensé que... Debes creerme. No sabía que él estaba mintiendo. Lo único que sabía era que Luca estaba en tu dormitorio, tumbado sobre tu regazo y muerto –susurró Vanesa. Se llevó un pañuelo a los ojos.


–Tranquila, Vanesa. Paula comprende que tú no sabías la verdad.


–Por supuesto... –afirmó ella. ¿A qué nuevas pruebas se refería?


–¿De verdad?


–Sí –contestó Paula–. Yo no sabía tampoco cómo era en realidad Bruno. Si lo hubiera sabido, jamás le habría dejado entrar en mi dormitorio.


–Para mí, fue un shock cuando Pedro me contó la verdad – dijo con una temblorosa sonrisa–. Con esas noticias, me has devuelto a Luca. No tienes ni idea de lo que eso significa para mí después de todo este tiempo.


–Tardé demasiado. Debería haberlo pensado muchos años antes.


–¿De qué están hablando? –preguntó Paula.


–De mis joyas –contestó Vanesa–. ¿Es que no se lo has dicho, Pedro?


–Nadie me ha contado nada –protestó Paula llena de frustración.


–Pensé que a Paula le gustaría más que se lo dijeras tú.


–Está bien –dijo Vanesa–. Pedro ha localizado al joyero que hacía mis joyas –comentó mientras extendía el brazos. De su muñeca prendía una pulsera de flores, exquisitamente realizadas, y entrelazadas con perlas.


Paula vió unas flores que jamás había esperado volver a ver. Sintió náuseas y tuvo que cerrar los ojos para poder reprimirlas. Cuando se tranquilizó y pudo volver a abrirlos, vio que la mano de Vanesa estaba acariciando el collar a juego que llevaba al cuello.


–Ese es el collar que encontraron en mi cuarto –dijo con voz ronca–. No sabía que también había una pulsera.


–Ni yo tampoco –afirmó Vanesa con una sonrisa. Entonces, miró a su cuñado con una sonrisa en los labios.


–¿Por qué es importante que haya una pulsera? –les preguntó Paula sin comprender.


–Traté de localizar al joyero –dijo él–. Estaba desesperado por encontrar alguna pista que pudiera darme una imagen más clara de lo que ocurrió aquella noche...


–Todo el mundo dio por sentado que él había comprado ese collar para mí –recordó Paula, temblando.


–Sin embargo, se equivocaron. ¿Ves?  –le informó Vanesa mientras se quitaba la pulsera para que ella la viera.


Paula no se atrevía a tocarlo, por lo que Pedro se lo mostró sobre la palma de la mano. En el reverso, había una inscripción grabada. "Para mi adorada Vanesa. Luz de mi vida. Para siempre, Luca".


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