miércoles, 27 de noviembre de 2019

Amor y Traición: Capítulo 45

–Gracias –le dijo ella por enésima vez.

Pedro le dirigió una mirada de reojo.

–Déjalo ya, Paula.

–No sabes lo que esto significa para mí.

–Lo digo en serio, no me des las gracias –insistió algo irritado.

Salió de la carretera principal y se acercó a una garita. Pedro le dijo algo en francés al guardia de seguridad y se abrió la gran puerta metálica. Entraron entonces por el camino que conducía hasta un enorme riad, el típico palacio marroquí. Tenía dos plantas y estaba rodeado de jardines. Vió estilizadas palmeras rodeando una gran piscina que brillaba bajo el sol. La gran casa tenía una mezcla de la arquitectura tradicional marroquí con un toque de glamour francés. Se asomó a la ventanilla estirando la cabeza para poder verlo todo. Era una casa preciosa.

–¿Qué es esto?

–Fue un hotel en los años veinte, pero ahora pertenece a Kevin Xendzov, que nos lo ha dejado para que lo utilicemos durante nuestra estancia en el país.

–¿Él no va a estar aquí?

–No –repuso Pedro.

–Pero… No entiendo por qué no vive en esta mansión –comentó sorprendida.

–No le gusta estar en la ciudad, prefiere vivir como un nómada en el desierto –le explicó Pedro con una sonrisa–. Como esos jeques de las novelas de amor que tanto te gustan.

–Pero él es ruso, ¿No?

–Sí, la gente de aquí lo llama «el zar del desierto».

–¿En serio? Y ¿cómo es?

 –¿Quién? ¿Kevin? Frío y despiadado como su hermano. ¿Recuerdas a Nicolás Xendzov?

 –¿El príncipe Nicolás? ¿El hombre que nos robó el negocio de Yukón?

–Sí. En realidad no es un príncipe, aunque él diga lo contrario. Pero sí, son hermanos y se han pasado los últimos diez años tratando de destruirse el uno al otro.

–¡Eso es horrible! –exclamó horrorizada.

–Sí, pero me ayudará a conseguir lo que quiero.

–Ese Nicolás era un corrupto y hombre muy peligroso. Lo recuerdo perfectamente –le dijo ella algo preocupada–. ¿Crees que es buena idea pactar con su hermano?

–No te preocupes. Aquí estamos a salvo. Kevin es nuestro anfitrión y su honor está en juego.

Estacionó frente a la puerta, se bajó del coche y le entregó las llaves a un criado que los había salido a recibir. Paula lo siguió con su hija de siete meses en sus brazos.

1 comentario:

  1. Que rara es la actitud que tiene Pedro con Paula... no parace muy sana su actitud...

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