miércoles, 1 de noviembre de 2017

Enemigos: Capítulo 55

Paula abrazó a Baltazar con más fuerza y se dirigió a la parte donde hacía pie esperando que Pedro se lanzara con fuerza al agua. Pero para su sorpresa, se metió sin tirarse. Y se le debió de notar, porque Pedro  alzó una ceja.

–Dado que los niños detectan la tensión de los adultos, estaría bien que dejaras de mirarme como si fuera un tiburón que hubiera entrado en la piscina.

–Pensé que ibas a tirarte y no quería que Balta se asustara y le tomara miedo al agua.

–¿Eso fue lo que te pasó a tí? Me he dado cuenta de que nunca te metesen el mar.

–Mi hermano solía hacerme aguadillas muy largas.

Paula esperó a que dijera algo negativo de su familia, pero Pedro se metió debajo del agua y apareció justo a su lado.

–Nadar es una cuestión de seguridad en uno mismo. Tenemos que trabajar en tu confianza. Y mientras tanto le enseñaré a Balta que el agua es divertida. Mi hermano y yo nos pasábamos horas nadando cuando éramos pequeños –tomó a Balta en brazos y le agitó suavemente en el agua, chapoteando mientras le hablaba suavemente en italiano.

Y el niño disfrutó de cada segundo, incluido el momento en que su padre le metió debajo del agua. Salió boqueando y riéndose feliz. Paula sintió una dolorosa punzada de culpabilidad.

–Lo siento –espetó.

Pedro se quedó quieto sosteniendo a su hijo con firmeza.

–¿Qué sientes?

–Fue un error no decírtelo. Creí que estaba haciendo lo correcto. Quería protegerle para que no tuviera una infancia como la mía, pero ahora veo que... –se le quebró la voz–. Eres muy bueno con él. Le encanta estar contigo.

–Y eso debería ser motivo de alegría, ¿No? Entonces, ¿Por qué estás tan triste?

–Porque no me lo vas a perdonar nunca –aseguró Paula con tristeza–.Siempre va a estar entre nosotros.

Pedro se la quedó mirando durante un largo instante y luego apretó los labios.

–Estás hablando como una Chaves, no como una Alfonso. Los Chaves se agarran al pasado y se amargan por él, pero ahora eres una Alfonso y eso significa seguir adelante –se colocó el niño al hombro y la miró fijamente–. Y  teadvierto que, si tratas de salir de esta piscina, te lo impediré.

–¿Cómo sabes que eso es lo que quiero hacer?

–Porque puedo leer la señales. Siempre tienes un ojo puesto en la ruta de escape.

–Los dos sabemos que este es un momento tuyo y de Balta–Paula sesonrojó, deseando no haber iniciado aquella conversación–. Nunca pasas tiempo conmigo durante el día. Te levantas temprano para estar con él, vas a trabajar,estás otra vez con él y luego vienes a la cama a estar conmigo. Esa es nuestra relación. Yo soy alguien a quien solo ves en la oscuridad.

Se hizo un largo y tenso silencio. Luego Pedro dejó escapar un suspiro.

–En primer lugar, me levanto temprano porque Balta también lo hace y así te dejo descansar un poco más. Trabajas muy duro. En segundo lugar, trabajo mucho porque estoy en medio de un proyecto importante, no porque te esté evitando. En tercer lugar, voy a la cama y tengo relaciones sexuales contigo porque es el único momento del día en el que nuestros caminos se cruzan. No te veo como alguien con quien me acuesto en la oscuridad, sino como mi esposa. Y,si lo que necesitas para que te demuestre que me tomo en serio esta relación es tener sexo de día, para mí no supone ningún problema.

Paula no supo qué podría haber sucedido después, porque Baltazar estiró losbrazos hacia ella y estuvo a punto de caerse. Pedro le sujetó con decisión.Entonces el niño mantuvo un brazo en el hombro de su padre y con el otro trató de agarrarse a ella. Aceptar el abrazo supuso acercarse a Pedro. La pierna desnuda le rozó la suya. A Paula se le puso el estómago del revés.

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