lunes, 22 de enero de 2024

Juntos A La Par: Capítulo 39

Fernando e Iván hablaron de negocios con Pedro. Fernando estaba a punto de participar en una subasta en la que quería comprar unas inusuales piedras preciosas de Australia. Iván refunfuñó por la necesidad de desplazarse al extranjero para supervisar la instalación de un negocio de importación de pescado. Enrique Montbank introdujo algún comentario ocasional. Paula comenzó a charlar pausadamente con sus hermanas, pero pronto reían e intercambiaban divertidas anécdotas. Inicialmente, Pedro mantuvo una actitud reservada, pero ¿Cómo mantener un estilo formal mientras un bebé perseguía a un conejo, antes de que los papeles se intercambiaran? Al ver que Simba daba alcance a Abril, Paula sonrió.


—Si temías que la niña agobiara a tu conejo, ya puedes relajarte — dijo Carla, divertida.


—La verdad es que no esperaba que fuera él quien la persiguiera — dijo Paula, tomando a la niña en brazos aprovechando que pasaba junto a ella.


Pedro y Paula estaban sentados en el mismo sofá. Como la noche anterior, la rodilla de él presionaba la de ella. Estaban tan cerca que Paula podía oírle respirar. Para ocultar la turbación que sentía y que no era capaz de explicar, ella agachó la cabeza para besar a la niña. Al alzar la mirada descubrió que él la observaba y en sus ojos pudo intuir una mezcla de emociones, deseo, incomodidad, tristeza, pero, por encima de todas, la sensación de soledad… Y sintió lástima por él. Su madre había muerto. Sus madrastras le habían dejado ir cuando su padre se había cansado de ellas. Imaginaba que su padre no había sido un verdadero apoyo para él. De haberlo sido, habría hecho algo por proteger a su hijo. Así que no era de extrañar que hubiera erigido una barrera de autosuficiencia para no depender de nadie y para poder controlar su mundo. Y sin darse cuenta, ella había sido tan ingenua como para albergar la esperanza de que… ¡Qué estúpida había sido y menos mal que lo había descubierto a tiempo! Abril bostezó y apoyó la cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro de Paula. Ésta le besó el cabello y le masajeó la espalda. No quería seguir pensando. Pedro se movió a su lado con gesto de incomodidad.


—¿Te duele? —le preguntó en un susurro para que los demás no laoyeran.


—No —Pedro deslizó la mirada entre ella y el bebé—. Estoy perfectamente.


—¿Cuánto tiempo vas a tener a Paula contigo, Pedro? —preguntó Bella con mirada inquisitiva.


—Estamos todos muy contentos con el nuevo camino que Pau ha tomado, y te agradecemos que le hayas dejado hacernos esta visita — añadió Carla—, Nos alegra saber que está contenta con su nuevo trabajo. 

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