viernes, 19 de enero de 2024

Juntos A La Par: Capítulo 33

 —¿Cuánto tiempo vas a estar de baja? ¿Confías en esos dos hombres? ¿Temes que tu ausencia tenga consecuencias económicas?


—Puedo ausentarme brevemente. Como es lógico, espero que todo vaya bien, pero… No puedo predecir el futuro —caminaban hacia el coche.


Lo que sí iba a descubrir era hasta qué punto podía confiar en la capacidad y el sentido de la responsabilidad de sus empleados.


—¿Y con un breve descanso bastará para que te pongas mejor? —ésa era la mayor preocupación de Paula.


Escudriñó el rostro de Pedro para medir la sinceridad de su respuesta.


—Eso tendrá que decidirlo el doctor Cooper —Pedro frunció el ceño— . Espero que baste con una semana —suspiró profundamente al llegar al coche—. Vayamos a casa, Paula.


Y ella suspiró a su vez, preguntándose si aquel comportamiento representaría un radical cambio en el estilo de vida de Pedro o si sólo era una anécdota sin mayores consecuencias. 


—Seguro que te apetece hacer un montón de cosas para aprovechar estos días de descanso —al ver que Pedro la miraba con expresión vacía, Paula insistió. Quería lograr que aceptara su situación como algo estimulante—. Podríamos hacer algunas excursiones, un poco de turismo local…


«Besarnos…». No, no era verdad que quisiera hacer eso. «Claro que sí».


Estaban sentados en cómodas hamacas en la terraza de la casa de Pedro, desde la que se veía el jardín y, al fondo, el perfil de la ciudad. Paula sostenía a Simba en sus brazos. Era imposible estar sentada junto a Pedro y no desearlo; y después de lo que había sucedido aquel día, se sentía más cerca de él emocionalmente, lo que era peligroso y, probablemente, absurdo. Había sucedido al entrever la vulnerabilidad que había mostrado durante la reunión. Todavía entonces, horas más tarde, era evidente que seguía intentando asimilar la situación. Paula podía percibirlo, y esa lucha interna la acercaba aún más a él.


—¿Habrá alguna excursión que no incluya escalar alguna montaña? —dijo él sin mirarla—. Podemos informarnos mañana, cuando volvamos.


—Muy bien —dijo ella, acariciando a Simba al tiempo que miraba el perfil escultural de Pedro y su gesto de preocupación.


Reconocía esa expresión porque la había visto a menudo en Bella cuando intentaba ocultar sus preocupaciones a sus hermanas menores.


—Hay muchas empresas en las que la responsabilidad se reparte entre los distintos departamentos —dijo para intentar tranquilizarlo—. A veces la gente necesita tener una oportunidad para demostrar lo que vale. Puede que tus empleados te sorprendan.


Paula estaba convencida de que podía ayudar a Pedro mucho más de lo que había podido ayudar a sus hermanas. Conseguiría que le confiara sus emociones y preocupaciones. Eso era lo que iba a hacer. 

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