viernes, 27 de agosto de 2021

El Candidato Ideal: Capítulo 29

 —¿Este es mi chico? —preguntó, susurrando exageradamente—. Si las chicas lo quieren, yo también.


—Pedro Alfonso—dijo él, estrechando la mano del otro hombre tras un momento de duda. Su sonrisa parecía sincera, y en su cara no había rastro de la impresión que Justin solía provocar en la gente la primera vez que lo veían.


—Bruno. Encantado de conocerte.


—¿Bruno...? —Pedro se volvió hacia Paula, buscando un apellido.


—Sólo Bruno —respondió ella, admirando la escena de los dos hombres: Uno tremendamente correcto y el otro tan llamativo.


—Llega un momento en que eres tan famoso que ya no necesitas apellido. Nuestra Paula podría llegar a serlo también, si me dejase ocuparme más de su vestuario. ¡Rojo, cariño! ¡Ponte cosas rojas!


—Hoy no has venido para aconsejarme a mí.


Bruno se volvió hacia Pedro, se acercó un poco más a él y lo miró de la cabeza a los pies detalladamente. Por primera vez, su cliente pareció asustado. Ella apenas podía contener su alegría.


—Muy bien —dijo Bruno, entusiasmado—. Aquí me tienes, bello montón de carne masculina.


Después, se acercó a Pedro, le dió una palmada en el trasero antes de saltar hacia atrás y llevarse una mano a la boca.


—No he podido resistirme.


Paula se mordió los labios para no echarse a reír.


—Bueno, volvamos al trabajo. Pedro, como habrás imaginado, Bruno es asesor de imagen.


—¿Acaso crees que necesito un asesor de imagen? — Pedro no se lo imaginaba, pero por fin había conseguido articular una frase.


—Cariño —dijo Bruno—. El mundo entero te ve como un deportista que una vez fue alguien, con demasiado dinero para saber qué hacer con él y que sólo piensa en mujeres. Si alguno de los presentes necesita un asesor de imagen, ése eres tú.


—¿Es eso cierto? —Pedro miraba a Bruno  alucinado.


Bruno se encogió de hombros, pero Paula vió la impresión que sus palabras le habían causado a Pedro. Realmente parecíadesconcertado. ¿Ignoraba acaso cuál era su imagen pública? Entonces lo entendió todo: La tristeza, la amargura que había visto en sus ojos en el restaurante le decían que él conocía su mala reputación. Ya no se extrañaba de que hubiera acudido a ella.


—Bruno está exagerando —dijo Paula, lanzándole una mirada asesina—, para decir que puesto que has tenido mucho éxito, ahora la prensa se ensaña con... Aquello que no ha sido un éxito en tu vida.


—Mis relaciones.


—Justo eso. Y puesto que la mayoría de las mujeres con las que te vas a encontrar conocen tu reputación, tenemos que hacer algo con ella. Tenemos que mostrar al mundo que eres una buena persona.


—¿Crees que lo soy?


Paula sintió que aquella pregunta iba en serio y la respuesta era afirmativa. Deseaba quitarle aquella expresión de la cara diciéndole cuánto lo creía, pero si lo admitía, aquello podía llevarlos por otro camino.


—Eso es lo que vamos a determinar aquí —dijo encogiéndose de hombros y mirando a Bruno—. No te preocupes, Pedro. Bruno no se dedica a crear clones de su extraña imagen. Es un profesional. El mejor. Él te ayudará.


—De acuerdo, si eso es lo que quieres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario