lunes, 19 de octubre de 2020

Otra Oportunidad: Capítulo 3

 –Hughes debe de estar aún afuera, hablando con los periodistas –le contestó Paulson.


 A Pedro no le gustaban demasiado los medios de comunicación, que trataban siempre de dramatizar las misiones de rescate en el monte Hood para hacerlas más atractivas.


 –Bueno, mejor que se encargue Hughes de eso –comentó Pedro tomando una galleta.


 –Ya verás cuando se entere la prensa de que bajaste por la grieta para atender a ese hombre.

 

–¿Y si les decimos que fuiste tú? –le planteó Pedro.

 

–Me parece bien –le dijo Paulson–. Sobre todo si la periodista rubia del Canal Nueve quiere hablar conmigo.


 Pedro dio otro mordisco a la galleta. Supuso que las habría hecho Leticia Porter. Su marido, Juan, también había participado en la misión y era el dueño de la compañía cervecera local y del bar. En esos momentos, nada le apetecía más que tomarse una pinta de la cerveza dorada de Porter con sus amigos.


 El agente de policía Benjamín Townsend se acercó a su mesa y también lo hizo Daniel Hughes. Vió que parecían preocupados. Se quedó sin aliento al pensar que iban a decirle que el escalador había muerto o que estaba mucho peor. Era un hombre joven, casado y con dos niños.


 –Hola, doctor –le dijo Benjamín–. ¿Tienes el teléfono móvil apagado?

 

–Me he quedado sin batería –repuso Pedro–. Y por aquí no hay muchos lugares para recargar.

 

–El caso es que hemos estado tratando de localizarte –le dijo Benjamín.

 

A Pedro se le hizo un nudo en la garganta.

 

–¿Por qué? ¿Qué ha pasado?


 –Se trata de Paula Chaves. Han encontrado tu nombre como persona de contacto en caso de emergencia.

 

Al oír su nombre, se quedó sin aliento y tiró la taza de café al suelo.

 

–No te preocupes, yo lo limpio –le dijo Paulson tomando rápidamente un puñado de servilletas.

 

Pedro se puso en pie y miró al policía.


 –¿Qué le ha pasado a Paula? 


–Ha habido un accidente en el monte Baker –le dijo Townsend.


 –¿Un accidente? –preguntó Pedro.

 

–Aún no tenemos muchos detalles, pero parece que Paula estaba en el cráter cuando se produjo una explosión de vapor. La golpeó una roca y cayó desde bastante altura.


 Se quedó sin aliento y sintió que se estremecía. Ni siquiera veía con claridad. Hughes lo sujetó por el brazo para evitar que se cayera.

 

–Tranquilo, respira hondo –le dijo Paulson.

 

Sintió que lo sentaban de nuevo en la silla. No podía creerlo. «Paula... Por favor, Señor. No, ella no», se dijo a modo de oración. Sus emociones se arremolinaban en su interior. Estaba muerto de miedo. Pensó en su hermano gemelo, Ignacio. Los recuerdos llenaron su cabeza y sintió que se mareaba.


 –¿Está...? –preguntó con voz temblorosa.

 

No entendía qué le ocurría. Después de todo, era médico. La muerte era algo con lo que convivía a diario en el hospital. Pero en ese momento, ni siquiera se atrevía a decir la palabra.  Benjamín se inclinó hacia adelante y lo miró a los ojos.

 

–Paula está en un hospital de Seattle –le dijo.

 

No estaba muerta...Sintió que se le quitaba un inmenso peso de encima y se le llenaron de lágrimas los ojos. Llevaba meses sin verla. Su intención había sido salir de la vida de Paula y seguir su camino, pero nunca había querido que le pasara nada malo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario