lunes, 26 de octubre de 2020

Otra Oportunidad: Capítulo 19

 Ella asintió con un gesto casi imperceptible.

 

–Puede que haya caminado hoy más de la cuenta.


 –¿Te duele algo más? –le preguntó muy preocupado.

 

–No más de lo habitual.

 

Con el dorso de la mano, le tocó la cara para ver si estaba caliente.


 –No parece que tengas fiebre –le dijo él.


 –Supongo que mi cerebro está rebelándose. Hoy le he hecho trabajar demasiado. Creo que necesito otra siesta –sugirió Paula.


 –Probablemente.

 

Pero Pedro prefería ser cauteloso. Comprobó la circulación de la mano derecha. Aunque no le gustaba reconocerlo, sabía que le preocupaba de manera personal, no solo como médico.


 –Siempre has sido muy buen médico a la hora de tratar a tus pacientes –le dijo Paula.

 

–Con algunos es más fácil.

 

–¿Como en mi caso? –le preguntó ella en tono esperanzador.


 –Sí.

 

–Gracias –repuso con una leve sonrisa.

 

–De nada –le dijo él mientras le apartaba el pelo de la cara.

 

Vió que sus párpados revoloteaban como alas de mariposa y recordó haberlas sentido contra la mejilla cuando Paula dormía junto a él. Le entraron ganas de abrazarla, pero no podía caer en la tentación. Esa mujer le había roto el corazón una vez y no podía permitir que volviera a hacerlo.


 –No estoy tratando de ser difícil –le aseguró Paula en voz baja.

 

–Lo sé, te estás limitando a ser tú misma.

 

Pero Pedro esperaba más de sí mismo. Ver a Paula herida había provocado que su instinto de protección lo dominara, pero sabía que debía tener cuidado y ser inteligente. Recordó que ella le había asegurado que lo quería hasta el día que le habló de divorcio. Creía que lo había estado mintiendo y que después lo había abandonado de la peor forma posible.  No confiaba en ella. No podía hacerlo. Creía que había enterrado sentimientos en lo más profundo de su ser. Le gustaba mantener sus emociones en secreto, pero le resultaba muy fácil perder el control cuando estaba con ella.

 

–No necesito más tiempo para pensar –le dijo–.  Mi objetivo es recuperarme lo antes posible. Mi piso es demasiado pequeño para que viva un cuidador conmigo y no me veo en uno de esos centros... Así que creo que me iré a Hood Hamlet contigo si la oferta sigue en pie.

 

Una vez más, lamentó haberle ofrecido esa opción. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Estaba acostumbrado a enfrentarse a situaciones de peligro, pero con Paula no las tenía todas consigo. No le gustaba nada cómo reaccionaba cuando estaba con ella, le parecía inaceptable.  Pero le había ofrecido su ayuda y era un hombre de palabra. Se dió cuenta de que iba a tener que controlar muy bien sus emociones y mantener las distancias con ella.

 

–Por supuesto –le dijo Pedro mientras trataba de hacerse a la idea. 

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