miércoles, 28 de octubre de 2020

Otra Oportunidad: Capítulo 23

 –Es cierto, pero tú estuviste de acuerdo –replicó Paula–. Yo no fui la que me mudé a otro estado ni actué como si estuviera soltera.


 –Yo tampoco actúo de esa manera.

 

–No, por supuesto que no –le dijo ella con incredulidad.

 

–No lo he hecho.

 

La reacción de Paula lo estaba sorprendiendo. Habían estado separados y llevaban casi un año sin verse. El divorcio no iba a ser más que una mera formalidad.

 

–¿Qué iba a pensar la gente? Me fui a vivir solo a Hood Hamlet y no llevo alianza. Nadie me preguntó si estaba casado y no encontré ninguna razón para decírselo.


 –¿Y si hubieran preguntado? ¿Se lo habrías dicho?

 

–Sí, supongo que les habría dicho la verdad.

 

–No me extraña que la gente esté hablando de nosotros.

 

–Algunos de mis amigos estuvieron conmigo mientras estuviste en la UCI y me hicieron algunas preguntas, claro.

 

–¿Qué saben tus amigos de nuestra situación?

 

–No mucho.

 –Pedro...

 

Notó que parecía más enfadada que herida, pero no sabía si eso era mejor o peor.

 

–Saben que llevamos casi un año separados, pero que ahora estamos juntos.


 Ella lo miró alarmada.


 –¿Juntos?

 

–Sí, hasta que te recuperes –le aclaró.

 

–Bueno, espero que no tarde mucho en hacerlo para que puedas seguir con tu nueva vida en Hood Hamlet y yo pueda volver al monte Baker.

 

Pedro suspiró al ver que al menos estaban de acuerdo en algo.

 

–Yo también espero que te recuperes pronto, pero no conviene adelantar acontecimientos, tienes que ir poco a poco, día a día hasta verte con fuerzas.


 Y sabía que entonces los dos podrían seguir adelante con sus vidas y por separado.  Estaba deseando que llegara ese día.



Paula estaba deseando llegar a Hood Hamlet. El viaje en coche había sido incómodo y doloroso para sus heridas y también para su corazón. No podía cambiar lo que había sucedido con Pedro. Solo podía aprender de sus errores y seguir adelante con su vida. Sabía que eso era lo que tenía que hacer. De hecho, ya debería haberlo hecho. Se fijó en el paisaje. La carretera subía sinuosa hacia el monte Hood, era una vista preciosa. El verde oscuro de los pinos contrastaba con el cielo azul. Era impresionante, pero no podía quitarse la imagen de Pedro de la cabeza. Se había afeitado antes de salir, pero seguía siendo muy atractivo sin esa incipiente y sexy barba de tres días. Lo miró de reojo. Se conocía ese perfil de memoria. Unas espesas y oscuras pestañas rodeaban sus cálidos ojos azules y tenía unos maravillosos y gruesos labios. Recordaba perfectamente sus besos, pero todo eso formaba parte del pasado. Sonaba una balada en la radio. La letra hablaba de la angustia y de la soledad, dos cosas de las que sabía mucho, pero estaba convencida de que él y ella estaban mejor separados. Él había encontrado un lugar en el que era feliz y lo envidiaba. Creía que ella nunca iba a encontrar su verdadero hogar, se había pasado toda su vida buscando ese refugio. 

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