miércoles, 29 de enero de 2020

Mi Bella Embustera: Capítulo 19

Cuando Luis anunció que tenía el pedido de Pedro, intentó calmarse. Pedro Alfonso era solo otro cliente, se decía a sí misma mientras dejaba el plato sobre su mesa.

—Gracias —dijo él, con una sonrisa de agradecimiento.

Una sonrisa que a Paula le pareció como un rayo de sol. Pero de inmediato intentó controlar tan absurda reacción.

—¿Más café?

Pedro asintió con la cabeza.

—Bueno, ya sabes cómo es Federico —estaba diciendo David—. Si no es algo que hace «mú», no le presta mucha atención.

—Oye, Paula, tú tienes una niña de nueve años —dijo Pedro entonces.

—Sí, claro —asintió ella.

—Es que estamos un poco preocupados por nuestra sobrina, Abril. Últimamente está un poco rara.

—¿En qué sentido?

—Reservada, callada.

—Tal vez esté haciendo un regalo especial para alguien. Al fin y al cabo, las navidades están a la vuelta de la esquina.

—Es posible, pero yo creo que hay algo más.

—Normalmente es la única de la familia que se emociona con las navidades. Nosotros no solemos celebrarlas —siguió David—. Pero este año no parece emocionada en absoluto. Me ofrecí a llevarla de compras este fin de semana y me respondió que no.

—¿Por qué?

—Ni idea —Trace dejó escapar un suspiro—. Por eso te pregunto. Tú tienes una niña de nueve años como ella…

—No, quiero decir por qué no tienen costumbre de celebrar las navidades —le aclaró Paula.

Los dos hombres se miraron.

—Nuestros padres murieron en Navidad hace diez años.

Cuando llevó el árbol a su casa la otra noche, Pedro había reído y bromeado, pero ella había creído ver una sombra en sus ojos. No sabía por qué, pero había intuido que llevaba sobre sus hombros una pesada carga. Y allí estaba.

—Lo siento, no lo sabía.

—Abril no había nacido entonces, pero desde que era pequeña hemos intentado que tuviese unas navidades alegres.

Algo que ella envidiaba porque nunca lo había tenido. De hecho, nunca había tenido nada. Pero Gabi sí, pensó entonces; Gabi la tenía a ella. Estaba segura de que su hermana no tenía recuerdos felices de otras navidades, pero sí tenía una hermana mayor que podría darle todo lo que le había faltado durante esos años: villancicos, árboles de Navidad, galletas caseras, regalos, una cena especial en Nochebuena… Había intentado meramente sobrevivir a las fiestas, pero Gabi merecía algo más. Le gustase o no, tenía que hacerlo por su hermana, como los Alfonso lo hacían por su sobrina.

—¿Alguna idea de qué podemos hacer por Abril? —preguntó David.

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