lunes, 13 de enero de 2020

Destino: Capítulo 59

Y puso delante de David un plato con carne y puré de patatas.

—Gracias, Diana.

—De nada. ¿Qué tal van los preparativos de la boda? —le preguntó ésta a David.

Él se rascó la mejilla.

—Bueno, tengo que admitir que yo no estoy haciendo casi nada. Vas a tener que preguntárselo a Brenda.

—Lo haría si viniera por aquí, pero supongo que está muy ocupada con su nuevo bufete y ya no tiene tiempo.

David sonrió.

—La traeré a desayunar el fin de semana. ¿Qué te parece?

—Supongo que bien. Que disfruten de la comida.

Dicho aquello, Diana se marchó y Pedro se quedó con la esperanza de que a su hermano se le hubiese olvidado la conversación anterior.

—Si piensas que marcharte de Pine Gulch es lo que necesitas, adelante —le dijo éste—. Sabes que la familia te apoyará sea cual sea la decisión que tomes. Te echaremos de menos, pero lo comprenderemos.

—Gracias.

Era muy afortunado de tener tres hermanos que lo querían tanto y que lo apoyaban siempre en todo.

—Lo comprenderemos —repitió David—. Siempre y cuando te marches por los motivos adecuados. No vaya a ser que quieras huir de algo.

—¿Huir de qué? —inquirió él.

—Tal vez de cierta mujer con dos hijos.

—¿Te refieres a Paula? Pero si lo nuestro se terminó hace diez años.

—¿Estás seguro?

Él se obligó a reír.

—Por supuesto que estoy seguro. No sé si no te enteraste de que al final no nos casamos.

—Sí, de eso me enteré. Soy un tipo bastante observador. Y también tengo una buena red de informadores. Dicen que hace un mes que no vas al Bandito. Da la casualidad de que es el mismo tiempo que Paula lleva en la ciudad.

—¿Me estás controlando?

—No, pero ciertos segmentos de la sociedad femenina de Pine Gulch me han preguntado dónde te metes.

—He estado ocupado —respondió él.

—Eso he oído. Según tengo entendido, trabajando en el hostal.

—Ya no. Eso está terminado.

—Cuando Luciana me contó que ibas a mudarte allí para ayudar a Paula y a su madre, pensé que iban a volver juntos, pero supongo que me equivoqué, ¿No? —continuó David.

—A Paula no le interesa volver conmigo. Además, hace menos de un año que ha perdido a su marido. Tanto ella como los niños están intentando adaptarse a Pine Gulch. Ella tiene grandes planes para el hostal y ahora mismo debe centrarse en eso y en sus hijos.

Su hermano lo miró fijamente, con una compasión que Pedro no quería ver en sus ojos verdes. Abrió la boca para hacer algún chiste malo, pero antes de que le diese tiempo a hablar, oyó la radio de David.

—A todos los agentes que estén en la zona. Tenemos un ciento setenta y siete. Se han perdido dos niños cerca del hostal Cold Creek. Posible ahogamiento.

Pedro se quedó helado. Agustín  y Sofía.

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