viernes, 29 de septiembre de 2017

Dame Otra Oportunidad: Capítulo 62

–Estaré bien. Luciana ha vuelto de su luna de miel y vamos a vernos en el Spa, para hacernos la manicura y charlar. Y le he prometido a Federico echar un vistazo  al  club  deportivo del complejo:  voy a observar a  los entrenadores en  acción y hacer algunas recomendaciones. Después buscaré un despacho vacío y contestaré los mensajes que he ignorado desde que fuimos a Taormina.

–Puedes usar mi despacho, pero preferiría que no tuvieras que trabajar hoy.

–No tengo que trabajar.  Quiero trabajar  –Paula dió un paso  atrás, preguntándose  si  llegaría el día en que no le temblaran las rodillas solo con mirarlo–. Ya está. Estás muy elegante.«Pecaminosamente guapo», pensó. «Y mío».

–Volveré a tiempo para llevarte a cenar  –Pedro llevó la mano a su  chaqueta–. He descubierto un nuevo restaurante...

–En ese caso, me compraré un vestido nuevo.

–Hazlo –se inclinó hacia ella y la besó–. Hablé con mi madre, por cierto. La horrorizó saber  que habías pasado por eso sin decírselo  a  nadie.  Habría deseado que confiaras en ella.

–No es mi fuerte, como sabes.

–Intenté  explicárselo, pero no quería hablar de  tu pasado sin haberte perdido  permiso  –acarició  su  mejilla  con  los  nudillos–.  Podrías confiar en ella.  Le ayudaría a entender.

–Quiere verte feliz. Eso lo entiendo muy bien.

–Soy feliz –la abrazó con fuerza–. ¿Cómo podría no ser feliz teniéndote a tí?

El teléfono sonó y él suspiró con exasperación.

–Echo de menos Taormina –rezongó.

Un  segundo después salía  por la puerta.  Su mente  ya estaría  centrada  en solucionar el asunto de Cerdeña. Un trato muy importante para él.

–Soy muy lista –Luciana,  encantada  consigo  misma,  ajustó  el  ala  de  su  sombrero–.  Sabía  que,  si  los  reunía,  no  aguantarían  sin  tocarse.  Y  Pedro está a punto de cerrar el negocio sardo, así que habrá un «felices para siempre » para todos.

–¿Por qué es tan importante lo de Cerdeña? –Paula estaba sentada en una hamaca, a su lado.

–Era el sueño de nuestro padre  –Luciana se  puso crema  en  las  piernas–. Quería  tener  hoteles en las  dos  islas. Pero es difícil  conseguir  terreno  para  construir  allí.  Pepe encontró  el  lugar  perfecto porque  es  un  genio. Y  hace que  la  gente  casi  se  sienta  obligada  a  vender.  Por  eso  tiene  que  finalizar  el  trato  en  persona.  Se  lo  venden  a  él,  confían  en  que  hará  lo  correcto.  Que  construirá sin arruinar el entorno. ¿Qué tal Taormina?

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