viernes, 15 de septiembre de 2017

Dame Otra Oportunidad: Capítulo 32

Había sido perfectamente feliz soltero hasta que conoció a Paula. Federico la  había  contratado  para  que lo entrenara  para  correr la  maratón  de Nueva York, y había sugerido que les asesorara respecto a las instalaciones deportivas del hotel. Pedro había  estado perdido  desde el  segundo en que la  vió.  Había entrado  en  su  despacho  y,  agitando  la  cola  de  caballo  color  chocolate,  había  señalado todos los fallos de planificación del modernísimo centro de fitness.

La mayoría de la gente se sentía intimidada por su poder. Casi nadie se atrevía a retarlo, pues suponía un riesgo excesivo para su futuro. No  había  sido  el  caso  de  Paula,  que  confiaba  plenamente  en  su  experiencia, tras toda una vida tomando decisiones sola. Pedro pronto había descubierto que solo se fiaba de sí misma.Recordó lo que había dicho el día que fue a su despacho a exponerles sus consejos.


–Tú  me  contrataste  –le  recordó  con  voz  templada,  mientras  tachaba  cosas de la lista y añadía otras–. Supongo que quieres mi opinión profesional. El  plan  es  erróneo  de  principio  a  fin.  Nadie  viene a  un  hotel  de  esta  calidad  para  sudar  en  una  cinta  andadora.  Quieren  un  trato  individualizado,  con  entrenadores  personales.  Hacen  falta  pesas,  pelotas  de  ejercicio,  clases  de  Pilates... –la lista estaba bien pensada. Suya había sido la idea de convertir el gimnasio  inicial  en  un  exclusivo  club  de  fitness  con  fisioterapia,  masajes,  tratamientos de belleza y ofertas termales.


Cuando él había cuestionado el coste, ella se había reído en su cara.

–¿Quieres que el centro sea el mejor o no?


A  pesar de  las quejas  de  su  hermano,  había  aceptado  su  propuesta  hasta en el último detalle, admirando su amplitud de miras y su coraje.El éxito había sido descomunal. El  Alfonso Spa  Resort  era  uno  de  los  principales  hoteles  de  Europa.  Atraían a atletas de élite que podían mantenerse en forma en el lujoso centro, pero  también  a  otra  clientela  deseosa  de  aprovechar  lo  que  ofrecían.  Paula había  elegido  y  adiestrado  al  personal,  y  había  supervisado  su  labor  las  primeras semanas para asegurarse de que ofrecían lo mejor de lo mejor. Pedro le había ofrecido una fortuna para que siguiera como directora, y ella la había rechazado.


–No trabajo para otra gente –había dicho.


Era la mujer  más  independiente  y  autosuficiente  que  había  conocido  nunca.  Lo  irónico  era  que  la  misma  cualidad  que  lo  había  atraído, era la  que  había acabado por separarlos.Por culpa de él. Por su ceguera y su egoísmo.Por  supuesto,  había  habido  razones  para  apagar  el  teléfono  e  intentar  evitar  distracciones.  Razones  para  elegir  quedarse  en  vez  de  volver  a  casa.

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