miércoles, 27 de septiembre de 2017

Dame Otra Oportunidad: Capítulo 56

De la mano, siguieron paseando entre las ruinas, admirando la vista del mar y el Etna detrás.

–Nunca me canso de este lugar. Ojalá pudiéramos vivir aquí –dijo ella.

–¿No echas de menos la ciudad?

–No.  Pero vivir aquí no es práctico,  ¿Verdad?  –pasó  los  dedos  por  una  enorme piedra y se sentó–. Tú no puedes  dirigir tu negocio desde aquí, ni yo el mío.  Puede que no sea solo  el lugar,  sino que  uando estamos aquí no trabajamos.

–Tendremos que llegar a un  compromiso.  Venir más  a menudo.  Pasar aquí, por ejemplo un mínimo de una semana al mes –se sentó a su lado.

–Es un plan maravilloso, pero en la práctica pasarás mucho tiempo en el avión, como siempre.

–Fede va a ocuparse más de esa parte del negocio –Pedro estiró las largas  piernas–.  Es  quien está  buscando nuevos terrenos  y  negociando.  Yo paso más tiempo aquí,  supervisándolo  todo  –puso la mano en  su  nuca  y la  atrajo para besarla.

Pero ni siquiera  eso  consiguió  distraer  a  Paula de  la  conversación.  La  semilla de la esperanza empezó a germinar en su interior.

–¿De  verdad crees que podría funcionar?  ¿Podrías pasar más  tiempo aquí, en Taormina?

–Los  dos  podríamos  pasar  más  tiempo  aquí.  Pero no  conduciría.  El  helicóptero es más práctico.

–¿Te he dicho alguna vez lo lejos que estás de la vida real? –Paula  no daba crédito–. Lo dices como si fuera un medio de transporte normal.

–Es una opción  genial.  Con el  helicóptero,  da  igual  dónde  esté.  Puedo  utilizarlo para recorrer la isla y también para llegar al aeropuerto si necesito el avión.  Hablando  de  aviones,  tengo  buenas  noticias  –sonó  muy  satisfecho  consigo mismo–. He encontrado un médico que hablará con nosotros sobre lo que ocurrió.  Nos aconsejará  y  nos  dirá  si  se  puede  hacer  algo.  Solo tenemos  que llamar para concertar una cita.

–Ya he visto a un especialista –Paula empezó a sentirse fatal–. Me dijo que no puedo tener hijos.

–Viste a un médico local y, la verdad, ángel mío, la atención médica que recibiste dejó mucho que desear. Te mereces lo mejor y lo tendrás.

–El equipo del hospital me salvó la vida.

–Cierto,  pero  se  trata  de  una  especialidad  muy  concreta.  Ha  habido grandes  avances  en  los últimos  años.  No creeré que  no  hay esperanza  hasta que lo oiga de alguien  que  sabe lo que dice.  No discutas.  Es  lo  menos  que  puedo hacer por tí.

Sonó  su  teléfono  y,  en  vez  de ignorarlo  como hacía  últimamente,  se  puso en pie para contestar. Por eso no  vió  la  reacción  de  Paula,  que  se  había  quedado  helada.  Él  quería ayudar y la culpa era de ella, por no haberle dicho lo que sentía.

–¿Quién era? –preguntó cuando él regresó.

–Tenemos que volver a casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario